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Editorial

 

M A N T R A M


Los hijos de los hombres SON UNO y yo soy uno de ellos.

Trato de AMAR y no de odiar;

 procuro SERVIR y no demandar servicio;

busco CURAR y no dañar.

¡Que el dolor traiga la debida recompensa en LUZ y AMOR!

¡Que el ALMA domine la forma, la vida externa y todos los acontecimientos y saque a la luz el AMOR subyacente en cuanto ocurre ahora!

¡Que venga la visión y la percepción!

¡Que el futuro sea revelado!

¡Que la UNIÓN INTERNA quede demostrada y las divisiones externas desaparezcan!

¡QUE PREVALEZCA EL AMOR Y QUE TODOS LOS HOMBRES SE AMEN!

Procurad recitar la precedente fórmula o mantram todos los días. Ella es la versión modernizada, místicamente formulada, de una que se empleó muy extensamente en la época atlante, durante el viejo conflicto, del cual el actual es una consecuencia.

Para muchos de vosotros este mantram vendrá como el recuerdo de una fórmula antigua bien conocida.

Las expresiones en él contenidas parecen inadecuadas, pero dichas con fuerza y comprendiendo el significado de las mismas, poniendo toda la fuerza mental y del corazón tendrán un efecto increíble en la vida de quien la pronuncie. Tendrá, además, gran efecto en el medio ambiente; el efecto acumulado a medida que deis a conocer y difundáis la fórmula en el mundo será grande y eficaz. Hará cambiar actitudes, aclarará la visión e impulsará al aspirante a un servicio más pleno y más vasta cooperación en el mismo servicio. A la larga, no podéis escapar al sacrificio, amigos míos, aunque hasta ahora hayáis escapado.

El Instructor Tibetano