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 A G H A R T H A

ASAMBLEA MUNDIAL DE

SABIOS E INSTRUCTORES ESPIRITUALES

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MANIFIESTO AGHARTEO

 

Desde hace bastante tiempo se me pide que nos pronunciemos de una manera clara y precisa respecto a nuestros propósitos, especificando lo que somos y cuáles son nuestros principios, nuestras actividades y nuestras finalidades.

         Nos han dicho muchas cosas, y se nos ha asignado también un carácter que está bien lejos de representar con fidelidad lo que somos en realidad. Nos han pintado incluso como unos seres monstruosos que viven en unos subterráneos, poseyendo poderes místicos maravillosos. En realidad nunca hemos expresado las más mínimas pretensiones y nunca nos hemos vanagloriado de nada en lo que concierne nuestras capacidades, virtudes y poderes.

         De hecho, no somos sino humildes Ciudadanos del Universo, Almas reintegradas que se han desprendido de las vanas complejidades de este mundo y que tienen a pecho el destino superior de la vida, tanto de los hombres como de todos los demás seres vivientes.

         Se es Agharteano (o Aghartheo) por derecho de conciencia y eso se adquiere por la experiencia que desarrolla la inteligencia y las facultades superiores del ser, mientras está facilitando su evolución natural.  La condición de Aghartheo es un privilegio que no se adquiere sino por derecho de conquista personal, cultivando los ideales rehabilitadores del ser, y por la práctica de la Comunión Espiritual o Divina.

         Cuando se alcanza tal altura de conciencia, uno está por encima de las contingencias pasionales y mundanas. Se vive incluso más allá de los sectarismos, las tradiciones y los intereses de aquí, y se ha perdido la afición a los dogmas, los absolutismos y las afirmaciones personales.  Se encuentra bien por encima de las vanidades y agitaciones humanas.

         De ahí que los Agharthéos son unos servidores del Alma Universal y de la Esencia Divina, unos espíritus liberados que no pueden ya ser limitados por los imponderables materiales ni por los intereses mezquinos de este mundo. Viven en el mundo, pero sin pertenecerle. Sirven a la Humanidad sin volverse ni su esclavo ni su tirano  Responden a los Principios Universales, sin jamás limitar su acción de conciencia. Son unos Principios vivientes, la encarnación de la Esencia Divina.

         Estas almas liberadas se unen con el fin de cumplir mejor la misión espiritual que resulta de la inspiración suprema de lo Eterno. Sus propósitos no tienen nada en común con querellas y ambiciones terrenales, sino que sirven más bien de tela de fondo al mejoramiento del destino del hombre, así como de todo lo que vive en el Universo.  La conciencia despertada e irradiante en ellos reviste las cualidades fundamentales y características de la Conciencia Cósmica, el Cristo o Budhi de los antiguos.  En la antigüedad, se llamaron CHOHANS, COHENS, DHYANS o KHANS y, sin ninguna duda, es de allí que surge el carácter divino de la Nobleza y las virtudes de los Profetas y de los Pontífices.

         Actualmente, los Aghartheos se muestran más activos que nunca. Esto porque el mundo necesita más que nunca de la intervención activa de las Fuerzas Espirituales. Efectivamente, jamás la humanidad tuvo tanta sed de directivas espirituales y de inspiración surgida de Sabios como en estos tiempos de excesivo materialismo y de grosera sensualidad. Nuestra finalidad no es difícil de comprender en tales circunstancias. Lo que queremos exclusivamente es despertar el Alma humana y reintegrarla en el Verbo Universal de lo Divino, con el fin de acelerar su evolución y evitar su caída total en los abismos infernales de la ignorancia y de las pasiones desenfrenadas. Así servimos los designios de Dios y reconstituimos la armonía universal, mientras garantizamos los derechos naturales y espiritual del hombre.

         Los Aghartheos no se imponen ninguna tarea por encima de sus capacidades: bien al contrario, su perfección de conciencia les obliga a utilizar sus derechos divinos y responder a las obligaciones morales de sus Almas sublimes.  Se convierten en unos ingenieros de la civilización, unos médicos del alma, en virtud de sus cualidades innatas desarrolladas en grado sumo.  La Verdad les permite actuar como supremos benefactores hacia todas las formas de la vida en el Universo.

         Los Aghartheos se encuentran por todas partes.  Son los inspiradores del Verbo Divino en todos los modos, bajo todas las latitudes del interés humano y vital. Son realmente los Co-Participes de Dios, se pronuncian en favor del bienestar, la felicidad y la Iluminación de todos, sin excepción ni prejuicio (ideas preconcebidas).  A veces es Hermes el Trismegisto, a veces es Valmiki; ya sea como profetas, santos, magos o Avatares, cumplen su misión sagrada, como encarnaciones del Espíritu Divino y Eterno, para facilitar la evolución de la vida, sea como Sabios, Vates, o Arquitectos. Se llaman Nanak, Tirtamkara, Budha, Cristo, Apolonius de Tyana, San Francisco de Asis, Gandhi, Gengis Khan, St. Yves d’Alveydre, Zon-Kha-Pa, Sun Yat Sen, Rabindranath Tagore, William Pitt, Patrick Henry, Abraham Lincoln, Hypatia, St. Bernard, Thomas Edison, Vasubandu, Shri Krishna, Rey Acokha, Steinmetz, Einstein, Blavatsky o Thoreau, y representan la agilidad del alma en busca de perfección o de realización última del Verbo de la Vida.

         Su ideal es el perfeccionamiento de la vida en general, y en particular en beneficio de todo lo que vive. No sirven los intereses limitados de los hombres, los nacionalismos, los sectarismos o los egoísmos concentrados. Son relatores del Espíritu Universal y no se relacionan con Dios como suprema visión de la Vida Eterna.

         Los Aghartheos prosiguen con actividades terrenales en concordancia con el ideal supremo de la Vida, que es la Libertad, base de toda Iluminación o liberación espiritual. Actúan por Inspiración y asegurando la salvaguarda de los Principios Universales.

         Su principal función es actuar en todos los medios para hacer valer los valores del Espíritu. No siempre se los reconocen, pues ninguno se vanagloria de sus virtudes y cualidades; pero aportan siempre el socorro de su infinita bondad, pues son los factores determinantes de la vida para la Nueva Era y actualizan la Nobleza del Espíritu y de la Aristocracia de la Inteligencia.

         Su calidad fundamental es el SERVICIO IMPERSONAL: pero su dinámica espiritual se reconoce por una filosofía magnífica cuyo sentido cósmico y ecuménico no sabría esconderse. 

         Como Servidores del Alma Universal y de la Conciencia humana, son los benefactores de la humanidad, actuando en el espíritu de compasión, de sabiduría y voluntad rehabilitadora como verdaderos Maestros de la Vida y Príncipes de la Universalidad.

         El ideal último del Aghartha está absolutamente desprovisto de todo sentido político o religioso. Sin embargo toca de muy cerca los problemas de este mundo, aportando unos remedios definitivos a los males del hombre, y se pronuncia como suprema potencia espiritual y revindica el derecho de aplicar sus poderes divinos, a pesar de todo.

         Los Poderes del Espíritu son invencibles, pues es a ellos que pertenece el Reino Eterno.  La Aghartha reafirma de esta manera sus derechos, sus virtudes y su Poderes Universales y Espirituales.

                                                                 El Regente de la Aghartha

Darjeeling, el 10 de septiembre, 1948.