Un alimento ideal: las fresas
C. Howard Hopkins
LA NATURALEZA rara vez es tan pródiga en la provisión de sustancias vitales, como ocurre con las fresas. Esta es una fruta silvestre que crece en diferentes puntos del planeta. Son distintas las variedades que existen de esta fruta, conociéndose la zarzamora, la frambuesa, las moras y algunas otras especies, pero de todas ellas la de sabor más delicioso y de mayor importancia comercial es la fresa, fruta que por si sola representa casi un alimento completo; contiene suficientes calorías y abundante materia celulosa en forma de semillas que produce un efecto laxante. Posee además considerable cantidad de azúcar, dextrina y ácidos. Los ácidos son parcialmente málicos pero la mayoría son cítricos y por lo mismo las fresas pueden ser clasificadas como las naranjas y los tomates, que aumentan la alcalinidad de la sangre y evitan la acidez.
Las fresas son muy ricas en sus elementos minerales; contienen por ejemplo seis veces más calcio que las manzanas y cuatro veces más hierro que las naranjas. Todas estas frutas abundan en vitaminas, especialmente en la vitamina antiescorbútica, cualidad que se destruye cuando se les guisa, por cuya razón las fresas deben comerse en su estado natural. Todos los elementos que contiene esta fruta son de fácil absorción en el organismo y por lo mismo es altamente digestiva. Es por esto que los jugos de la fruta pueden ministrarse a niños pequeños y a personas enfermas.
Las primeras fresas que se maduran generalmente son buenas para hacer jaleas y propias para guardarse en conserva, y contienen más pectina que las fresas posteriores. Las que se maduran cuando el sol es más caliente, por lo general son más dulces y tienen un sabor más exquisito. Las moras y las fresas son una espléndida combinación para la confección de pasteles. La mora es quizá una de las frutas menos apreciadas, aunque es de un sabor tan dulce que se deshace en la boca como si fuera un terrón de azúcar.