LA PROSPERIDAD

 

 laProsperidad

 

La prosperidad es, según nuestro criterio, una necesidad imperiosa y debe ser una actitud contundente en toda persona digna de la vida. Por eso vamos a insistir un poco sobre este interesante particular.

La prosperidad constituye una de las principales preocupaciones de toda persona sana de mente y cuerpo, pues prosperar no implica otra cosa que RESPONDER SATISFACTORIAMENTE A LA EFUSION DE ENERGIAS INTERNAS Y ENCAUZAR EN SENTIDO EDIFICANTE TODAS LAS FUERZAS DEL SER, AL SERVICIO DE LAS MEJORES ASPIRACIONES Y DE LOS MAYORES ANHELOS E IDEALES.

La PROSPERIDAD implica, por lo tanto, EL EXITO en las diversas lides de la vida diaria. Salir vencedor, triunfante, en las múltiples contiendas, circunstancias y experiencias diarias, es sin duda, el más constante de los “imperativos” que se agitan en nosotros, que a modo de poderoso acicate nos mueve e impulsa hacia mejoramientos, cambios, modificaciones, y en fin, a situaciones o condiciones más ideales, en una palabra, a la SUPERACION INTEGRAL del ser.

    Pero no todos los individuos responden adecuadamente imperativos, aunque sean para su propio beneficio; pues esto se debe a que la mayoría de la gente anhela las mejores cosas de la vida, sin merecerlas o sin hacer el debido esfuerzo. No saben que la prosperidad es una resultante, o sea el fruto de esfuerzos adecuados. Esta ansia de éxito es muy corriente, nos acosa y atrae incesantemente nuestra atención, promoviendo en nosotros novísimas actitudes mentales y pensamientos pertinentes, pero de nada nos sirve si no correspondemos a sus necesidades o requerimientos. La gente generalmente se contenta con sentir el ansia de triunfo y éxito, atizados por esa anhelada “prosperidad”, soñando con sus bellezas y posibilidades, a manera de bonito castillo en España... Y su vida se va deslizando a cuestas del tiempo sin lograr la materialización de hechos según el diseño de sus ensueños más caros..

El FRACASO, en fin, se debe mucho más a la carencia de adecuada preparación para funciones edificantes, que a una penuria de energías o a una ausencia total de ansias legítimas.

La prosperidad constituye en sí un imperativo latente, ineludible, en lo íntimo de nuestro ser. Todos poseemos este poderoso acicate de la vida, que hace posible la verdadera SUPERACION VITAL o biológica. Las diferencias serán de “grado”, mas radica donde quiera que haya INTELIGENCIA, esa sustancia funcional de la vida. Si la inteligencia es el medio por el cual se perpetra y perfecciona la vida, el “ansia de superación” es uno de los máximos impulsos o medios motores de la inteligencia.

Aquellos que no ansían prosperar, pues, son unos “escasos de inteligencia”, unos enfermos o errados; individuos anormales que padecen de alguna dolencia desconocida o que, agriados por los fracasos y las miserias, los sinsabores y los engaños de la vida, NO SABEN DESCUBRIR QUE SON RESULTANTES DE SUS PROPIAS ACTITUDES Y CONNIVENCIAS MENTALES; han escogido, en fin, sendas de comportamiento que no se hermanan o compaginan con sus íntimas necesidades, y entonces viven completamente falseados en sus ansias, equivocados en sus esfuerzos, desviados en sus deseos y aspiraciones, en fin, desbancados en sus propios valores y más íntimas posibilidades; son, de hecho, indefectiblemente víctimas desquiciadas de un vivir trunco, o vacío de significación, que atrofia sus capacidades y destruye sus mejores disposiciones... viven de ilusiones y confusamente, y a fuer de renunciar a ser natamente lo que deben ser, prefiriendo los artificios de sus fantasías, se desvían de la realidad Natural-Universal para ser víctimas constantes de sus presunciones y desvaríos, dejando así truncarse su vida y traumatizar su psiquis, y obnubilarse su Conciencia... todo lo cual es propio de una Mente obtusa, obstruccionada o desquiciada.  Merecen, estas personas, más bien nuestra compasión que nuestro desprecio.

Es cosa muy corriente, entre la gente ilusa, confundirse la vida con simples ilusiones. El menor atisbo de realidad les perpleja, y si han aprendido algo misterioso, no tardan en alucinarse y figurarse que aprisionan al entero Universo en sus misérrimas manos. Son eternos soñadores que no saben vivir la realidad. Ignoran que la vida real es mucho más maravillosa que la de las novelas.

Recomendamos a nuestros Estudiantes no perder contacto con la Realidad. Muchos ilusos se figuran que para ser “Espiritual” es preciso renegar de la Naturaleza y vivir en un burdo divorcio con la realidad, sintiéndose siempre “entre las nubes”. CREEN, en fin, que para estar en gracia con la Divinidad, es preciso oponerse totalmente a lo Material, como si la vida no se compusiera de realidades y experiencias de lo existente... Con simples “creencias”, resuelven todas sus confusiones, aunque sus problemas sigan cada vez más en pie. Por eso los más creyentes son siempre los más alucinados y más ilusos...

Es una necesidad ineludible, para el individuo, PROSPERAR ¡Prosperar es vivir plenamente! Pero no se prospera con simples Creencias, Fantasías, Ilusiones, Vanidades, Ensueños...

Para prosperar se necesita algo más que buenas intenciones y sanas disposiciones: se requiere, en primer término, conocer el mecanismo de la vida... y luego desentrañar una técnica susceptible de poner plenamente a contribución el Potencial Energético de nuestro ser, es decir, la materia prima, los elementos constitutivos, estructurales y funcionales del complejo agregado de cosas que constituyen lo que llamamos Vida.

 

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Extracto de: Curso Preliminar Rosa Cruz. Realizaciones Creadoras. Lec. 3. Disponible a quienes lo soliciten a la UNIVERSIDAD ESPIRITUAL EN COLOMBIA (Sociedad Académica de Estudios Esotéricos)