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La Habana, 21 de noviembre, 1950.
Queridos Discípulos:
Cada día que empieza es una nueva llamada de la Vida diciéndole:
“Discípulo, no has alcanzado todavía tu meta”
“Discípulo, haz todavía un mejor esfuerzo”
Cada alba es, asimismo, un renacimiento a la vida en todos los planos. Esto requiere por su parte un esfuerzo de reajuste con la vida, de sincronización del ritmo de la Vida Universal con el suyo.
Los ejercicios físicos conjugados con los ejercicios mentales que les he indicado, constituyen para ustedes un medio ideal, una potente y eficaz ayuda para realizar este reajuste con la vida. Como Discípulos su deber es poner al servicio de las Fuerzas Espirituales todas sus fuerzas: físicas, mentales y espirituales. Eh ahí el gran secreto de la invencibilidad, de la juventud y de la felicidad.
Los ejercicios físicos los obligan a un esfuerzo de voluntad y así ésta se desarrolla proporcionalmente, con la regularidad y la asiduidad que ustedes desplieguen cada día. La voluntad así estimulada, con regularidad, les permite entonces avanzar en los dominios del pensamiento y de la vida espiritual con más seguridad, más certidumbre y más confianza en ustedes mismos. Es también un excelente medio para que ustedes se liberen de complejos o de numerosas limitaciones que les impiden reconocerse en profundidad y para realizarse irradiando y asumiendo su lugar entre los Servidores activos y sinceros del Espíritu.
Ustedes ya conocen la función de cada uno de los ejercicios sobre los distintos órganos del cuerpo, así como sobre los nervios, que templan y fortalecen. Los músculos también se benefician grandemente con los movimientos rítmicos que ustedes les impulsan haciendo estos ejercicios. La circulación de la sangre mejora e irriga más perfectamente el cuerpo, purificándolo así, liberándolo de las materias impuras, ácidos lácticos, células muertas, desechos de la digestión, etc.… así como de la grasa inútil y dando de nuevo a sus células la vitalidad y la salud necesarias.
En fin, los ejercicios mentales que acompañan estos ejercicios físicos tienen la mayor importancia, por cuanto completan estos últimos movilizando las fuerzas mentales y concentrándolas en un mismo punto. Aquí, de nuevo la voluntad es el gran factor y es ella de nuevo la que les asegurará el éxito en sus aspiraciones. Lo que ustedes hagan en este dominio, con grandes esfuerzos, al principio, llegará a ser después para ustedes una costumbre, un manera de dominarse uno mismo a voluntad, e incluso dominar las fuerzas ambientales, impidiéndoles que los dañen si son nefastas o sincronizándolas con ustedes si son benéficas.
En fin, hablamos a menudo de cultivar buenos pensamientos, buenos sentimientos, y de actuar según nuestras mejores aspiraciones. Pero recuerden siempre que la mente es el instrumento, la herramienta que les permite realizar todo esto y que sin una mente bien dominada, bien manejable, no alcanzarán los resultados que esperan, salvo de manera intermitente o por accidente. En realidad una mente indómita, “salvaje”, no cultivada, les inducirá en errores, les meterán en los caminos de la ilusión y además, en el momento oportuno rehusará servir sus mejores intereses, sus aspiraciones más espirituales, sus sentimientos más generosos.
Cultiven pues con regularidad, con perseverancia y tenacidad incluso, la fuerza de su mente. Todo ello se lo he hecho comprender bien al comienzo de los Cursos Bodha, y al cabo ya de tres años, si ustedes han seguido mis consejos, deben reconocer ahora en ustedes unos cambios, tener unos resultados satisfactorios aunque no del todo perfectos.
En fin, recuérdense, sobre todo, que la mente no es más que un medio, un instrumento y que no se debe cultivarla como un fin, como una meta. Quiero decir que es absurdo o insensato cultivar la fuerza mental para designios malos, egoístas, o para imponerse a los demás y dictarles sus leyes. Tarde o temprano los que actúan así sufren las nefastas consecuencias de su acción y las fuerzas mentales se vuelven en contra de aquellos que las han cultivado con estas malas intenciones. Les he explicado bien el mecanismo de todo ello, y no obstante quiero recordarles que las ideas, o más bien los pensamientos, son unas fuerzas, y que estas fuerzas actúan en nuestro ser físico, mental y espiritual por intermedio, precisamente, del proceso mental. Aquí les ruego se remitan al cuadro que les dice exactamente sobre cuales glándulas endocrinas actúan los pensamientos o sentimientos emitidos por la mente. Acuérdense que los pensamientos buenos, armoniosos y edificantes producen en el cuerpo hormonas y que los malos pensamientos producen anti-hormonas. Las enfermedades o la salud dependen, pues, de nuestros pensamientos y sentimientos.
Entonces, ¿quién, o qué parte de la mente, es capaz de trasmitir estos buenos pensamientos o estos malos pensamientos? Es nuestra conciencia o nuestro corazón quien los elige, pero es nuestra mente la que los trasmite. Y el corazón puede, a veces, contener o escoger muy buenos sentimientos sin que por ello la mente esté decidida a transmitirlos o incluso a aceptarlos. Y vemos bien en nuestra vida diaria cuánto sufrimos por ello. Estemos pues alerta y activemos más aún el trabajo sobre la mente, a fin de que sea el mejor servidor de nuestros mejores intereses.
En una casa el dueño y la dueña mandan. Los servidores de la casa ejecutan las órdenes, pero estas son transmitidas, la mayoría de las veces, por un servidor intermediario, un tipo de mayordomo todo poderoso que vigila y supervisa los servidores comunes y que toma las órdenes de los dueños de la casa. ¿Qué ocurre si este mayordomo rehúsa tomar las órdenes de los dueños de la casa o si las transmite mal o no las transmitiese en absoluto a los servidores comunes? Toda la casa estaría desorganizada, en desorden, todo iría mal y hacia el caos…. Un ejemplo tal vez de lo que sufrimos en nuestro ser, a causa de una mente mal ajustada, mal disciplinada, “mal mayordomo” …
Sus ejercicios físicos y mentales deben ser por tanto, para ustedes, su primera preocupación de la mañana. Les servirán – si los hacen correctamente - para purificarse, vitalizarse, irrigar todo su ser de buenas fuerzas, despertar las más pequeñas células de su cuerpo, forjarse un vehículo físico y mental perfectos para servir mejor sus aspiraciones espirituales y constituirse así en células vivientes del gran Universo.
Acuérdense también que la inactividad es casi signo de muerte, y que la Vida siempre se traduce en dinamismo, en movimiento, en fuerza. Así que no dejen jamás a su ser en la inactividad, en la inercia. Su mente, sobre todo, debe estar siempre activa, creadora, poderosa. Su conciencia podrá entonces expresarse libre y plenamente, y su corazón y su alma tendrán también la libertad de irradiar en el mundo lo que hay de mejor en ustedes mismos.
Por la noche, los ejercicios les disponen para un mejor descanso y les liberan de fatigas y preocupaciones de la jornada si las han tenido. No se olviden tampoco de la relajación, pues va a la par con los ejercicios y su valor no es de manera alguna inferior a la de estos últimos.
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Nunca olvides que la Vida es acción, dinamismo y que siempre les he dicho que la Iniciación es una Dinámica Espiritual del ser, movilizando todo el compuesto humano y poniéndolo en un circuito intenso de fuerzas transformadoras, potentes y benéficas. De ti depende beneficiarte al máximo posible de estas condiciones rehabilitadoras que les han sido dadas para su Aceptación como Discípulo, y presten todo su ser, con la mejor voluntad, a estos cambios profundos que les conducen poco a poco hacia la Reintegración definitiva en el seno de la Vida Universal.
No obstante, una y otra vez, los esfuerzos deben provenir de ustedes, únicamente de ustedes mismos y nadie en el mundo, ni siquiera su Guía Espiritual, puede hacerlos por ustedes. Es el ímpetu de todo su ser, la atracción que ustedes tienen para la Libertad Espiritual que debe darles la voluntad de vivir tal como las Enseñanzas les aconseja. Una persona que no es dinámica en este sentido no puede reivindicar derecho alguno espiritual o pretender siquiera llamarse Discípulo.
Siendo los ejercicios de los que acabamos de hablar los primeros pasos que dar en el Sendero, debería avergonzarse decirse Iniciado o Discípulo si no se cumplen estos deberes consistentes en ejercicios físicos y mentales, pues es por medio de ellos que se agudizan sus propias facultades y que se desarrollan nuevas cualidades.
Estén siempre despiertos, dinámicos y creadores. Estas condiciones son las señales del alma digna y en trance de liberación final de las fuerzas y ambientes maléficos de los mundos inferiores de la vida. Proporcionan también, la serenidad del alma, la certidumbre íntima y la alegría constante, fuente de todos los beneficios para uno mismo y para su entorno. Nos conducen, en fin, hacia realizaciones íntimas y externas más bienhechoras y ennoblecedoras de la vida. Desarrollan la inteligencia, forman el juicio, y permiten pasar las etapas difíciles con mayor soltura y menos dolor. Nos arman contra las condiciones o ambientes contrarios y nos atraen condiciones mejores.
Los ejercicios pueden hacerse en grupo, cuando los Hermanos y las Hermanas están en armonía- De lo contrario se debe hacerlos en la intimidad, en su casa, pero siempre en las mejores disposiciones de espíritu y de corazón.
Continúen con sus esfuerzos a diario, Queridos Discípulos, y cojan la fuerza y la inspiración en mi Bendición Integral de Paz, Salud y Protección.
Maha Chohan
KUT HUMI LAL SINGH
Firma manuscrita
Pr. OM Cherenzi Lind