bodha cisne3 


Universidad Mundial


                    Científico Espiritual


Sección Educativa:
ALIANZA UNIVERSAL
         
Centro de Conciencia Espiritual
ESCUELA DE ALTA SABIDURÍA (BODHA)


 

Lección Especial XIV

Por el Venerable Maestro K.H.

(original en francés)

 

La Habana, el 15 de enero, 1951

 

Queridos Discípulos,

 

Cada momento es una nueva llamada de la Vida para una mejor expresión de nuestras aspiraciones, de nuestros pensamientos o incluso de nuestros deseos.

Cada momento representa un paso adelante o hacia lo alto.  Eso, solamente cuando uno vive verdaderamente.

Hay personas que existen pero que no viven, como hay organismos y elementos en la Naturaleza que subsisten sin cumplir sin embargo una finalidad notable o respetable en el escenario de los grandes desenvolvimientos de la Vida Universal. La Vida se justifica solamente cuando cumple un fin. La existencia sin objetivo, es decir sin aspiraciones, sin ideales, sin voluntad, es una existencia vacía de todo sentido y que a la larga se vuelve parasitaria.

Las almas sensitivas a las verdades esenciales de la Vida Universal se encuentran constantemente en contacto con los Principios y los designios que constituyen los misteriosos resortes y provocan los impulsos secretos de la Vida.

Las almas sensitivas a la Verdad, es decir a la Esencia luminosa del íntimo desenvolvimiento de los factores de la vida, buscan las condiciones más idóneas para comulgar con lo Verdadero, lo Bueno y lo Bello del Universo.  Buscan incesantemente volverse armoniosas en consonancia con el diapasón de sus supremas aspiraciones. Se esfuerzan por mantenerse en relación con la fuente de la energía vital.  Buscan el Infinito, elevándose sin cesar por las regiones sin fin, en pos de los Principios y las certidumbres lo propias del Verbo de Vida.

 Los Grandes Poderess de la Naturaleza se forman en el silencio. Sólo se manifiestan cuando ya están formadas. Es así que como el trueno anuncia el final de una grandiosa gestación telúrica. Las nebulosas constituyen fantásticos preludios cósmicos de la Vida. En fin, la Vida misma no es más que silencio, en tanto no se exprese más que como fuerza de voluntad, dinámica de Ideal o como condensación primaria de Principios actuantes.

El genio también genera sus capacidades creadoras en el silencio. El filósofo a la concepción hierática y el artista ávido de inspiración, encuentran sus elementos de trabajos en el silencio del Yo dominado y debidamente proyectado en el fondo de los misterios de la Vida.

Igualmente, el Iniciado actúa en el silencio, con el fin de sondear mejor las profundidades del Universo y captar mejor los secretos de la Vida, así como de todas las formas de la Naturaleza.

 El Iniciado se entrega a la Meditación como una forma de gestación de las realizaciones que busca. La meditación lo predispone a tomar contacto con la vida en sus condiciones esenciales y primordiales.

Meditar, es aprender a responder mejor a los imperativos de la vida y, en fin, a servir mejor los designios Universales.

Cuando uno medita se despoja de las formas burdas que nos envenenan o nos encadenan a los planos inferiores de la vida. Más se medita, por consiguiente, más se desprende uno de las falaces ilusiones y deseos, más crece uno en sí mismo, más se expande en el Infinito de la Vida Universal.

Es beneficioso pues aprender a meditar bien. La meditación no es una abstracción de todo, ni un vacío de nosotros mismos producido mediante un esfuerzo mental o una sugestión hipnótica.  No es tampoco una actitud mística.

En realidad, la meditación exige la plena actividad de todo el ser, en un sentido puro, elevado y ennoblecedor. Para meditar bien, es preciso no dejarse fascinar ni por la leyenda ni por los resplandores de ningún prestigio. No debemos responder a dogmas, tabúes, prejuicios o incluso  hipótesis supra sentimentales. Sobre todo, es imprescindible pensar sin egoísmo, sin vanidad y sin auto didactismo.

Para meditar bien es indispensable desprenderse de las formas y fuerzas que limitan, esclavizan o actúan como imposiciones ya sea sobre el espíritu, ya sea sobre nuestra mente o nuestra persona.

 Meditar, es situarse de nuevo en el seno de la Naturaleza donde la Vida florece universalmente. Es también hacer superior lo humano en nosotros para dar lugar a lo Divino, es decir lo Esencial de la Vida.

El hombre y el animal difieren muy poco en su evolución biológica. Además, es bastante atrevido pretender que el hombre es verdaderamente diferente, porque en todas partes en la Naturaleza el hombre tiene lecciones morales que aprender e incluso lecciones de orden bastante superficial.

Como simple ejemplo citemos a  los cuadrúpedos que no comen sino según su apetito y saben distinguir las buenas hierbas de las malas. En otros casos, tenemos la maravillosa laboriosidad de las abejas y las termitas, la emigración de las aves y su sentido de orientación, e incluso la capacidad de acción inteligente de los átomos y agentes nucleares. El hombre no difiere de los animales salvo cuando se vuelve Iniciado, es decir cuando se reintegra a la Naturaleza más allá de sus propias pasiones e ilusiones. Cuando el hombre se eleva por encima de sí mismo y toma conciencia de una Dinámica creadora, se restituye a su Patria Celeste, recupera la conciencia de las prerrogativas Divinas.

 El Iniciado en realidad no necesita estancarse en poses místicas para recuperar la conciencia de lo Divino en él, como tampoco tiene que dejarse hipnotizar ni por dogmas ni por una tutela forzada.

 Por lo demás, hemos ya considerado el crecimiento espiritual bajo diversos ángulos y sabemos perfectamente que ninguna forma de amenaza, coacción, cerco, limitación o esclavitud podrían compararse con los genuinos ímpetus espirituales. La verdadera Espiritualidad se basa en la liberación del Espíritu de las formas y garras de los mundos inferiores. Espiritualidad es igual a Libertad y en esto ni las ilusiones ni las múltiples formas del hipnotismo que subyugan el alma y sacuden su mecanismo deben ser consideradas aceptables entre los Iniciados.

Los grados superiores de la Iniciación son conocidos precisamente por esta fórmula que revela que la Espiritualidad es igual a la capacidad de libertad íntima e integral de que es capaz el individuo.

 Por otra parte, la verdadera Espiritualidad es una Dinámica y no una abstracción o una mística. Podemos afirmar aquí de manera categórica que la Espiritualidad es igual al esfuerzo del que cada uno es capaz, y este es susceptible de expresión en coeficiente hasta un infinito grado de potencialidad cuando uno sabe engalanarse con atributos creadores.

Por cierto, estos atributos creadores residen en nosotros de forma latente y depende de nosotros darles un sentido dinámico, realzado por afirmaciones ideales y ennoblecedoras. Este esfuerzo resume lo que se entiende por MEDITACIÓN.

No existe un método rígido y categórico para la meditación. Cada quien debe realizarla según sus propias disposiciones íntimas, según sus necesidades, sus aspiraciones. El aislamiento es preferible para meditar mejor, ya sea en un jardín, en una montaña, o incluso en una habitación dedicada con esta intención en nuestra casa. Las Catedrales y los Templos pueden ser útiles, pero cada uno debe saber que las grandes gestaciones del alma, así como las grandes citas con el destino no tienen lugar sino en lo muy hondo de uno mismo, y en el esfuerzo combinado de las proyecciones del corazón y las luminosidades del alma. Esto, naturalmente, puede operarse en cualquier parte, ¡incluso bajo los dramáticos imperativos del mundo civilizado!

              Maha Chohan

KUT HUMI LAL SINGH