LA YOGA, SUS CONDICIONES Y SUS FINALIDADES

¿Para qué sirve, exactamente, la Yoga?

Lo más probable es que Ud. haya oído hablar bastante de Yoga. Desde hace varias décadas, exactamente al finalizar la guerra última, el mundo entero se encontró repentinamente asombrado de sus propias calamidades así como de sus debilidades morales, y se puso a cavilar, a recapacitar y en fin a bucear por doquiera en pos de una respuesta satisfactoria a las inquietudes suscitadas por tantas desazones, fallas y crueldades que ningún razonamiento podía justificar en lo más mínimo.   Entonces mucha gente se dirigió hacia los ejercicios contemplativos y las experiencias místicas, mientras otras se acordaron de la existencia de la yoga. Para las personas menos capaces intelectual y afectivamente, la preferencia se encausó hacía las tangentes de la molicie y la moralidad sin exigencias.

         La yoga pasó entonces a ser de moda, y sigue siéndolo cada día más, destronando muchas veces la afición al twist y las danzas espectaculares. No obstante, y pese al hecho de que se venden las obras sobre yoga por millones de ejemplares, no se encuentra fácilmente quien oriente al gran público sobre la verdadera naturaleza de ése apasionante deporte, o digamos ésa gimnasia semi mística con aspectos de acrobacia y de espectacularidad vanidosa. Nos referimos aquí, claro está, a la yoga popular, que resulta de los éxitos de librería, y que ni las palabras en Sanscrito ni las poses más estrambóticas parecen asustar.   El hecho es que hay un sinfín de opiniones en torno a la yoga, y casi siempre se la presenta como una especie de curalotodo, de fabricante de la juventud y de belleza, y también como sustituto del Judo y del twist y su variante el desenfrenado Yé Yé[1], tan del gusto de la juventud desaprensiva.

         Con todo hay otra Yoga, que es científica. Se conoce como YOGA INTEGRAL CIENTÏFICA, y no guarda relación alguna con ningún pasatiempo ni con la medicina y el misticismo oriental.   Desde luego, sirve para restablecer el tonus saludable del cuerpo, o para mantener y recuperar la salud, la juventud energética, la personalidad vibrante, una actitud constructiva frente a la vida, y en fin para alcanzar una medida apreciable de felicidad. Todo esto, sin medios medicinales ni mecánicos, y en fin en la medida de esfuerzos propios, a base de ejercicios rítmicos, suaves, acompasados y vitalizadores que armonizan las funciones biológicas, fisiológicas y psíquicas. Nada es producto de nada, es obvio.

         De hecho, esta Yoga Científica que se aplica al individuo integralmente constituye une experiencia de alto sentido vital.   Al transformar la personalidad en la medida de los deseos o las aspiraciones de cada cual, demuestra ser una pedagogía excepcional, pues modificar las dimensiones, las formas, la elegancia y el tonus del cuerpo, a la vez que reavivar la mente y desenvolverla al punto de ofrecerle nuevas perspectivas, equivale a metamorfosearla y aportarle una razón de vivir más en consonancia con la cultura de cada cual. La Yoga Científica no obra milagros ni crea nada; tan sólo desarrolla condiciones cuyos factores y potenciales residen con carácter latente en todo ser humano. Pero el hecho de capacitar al individuo para una vida con sentido más amplio, superior, más enaltecido, es ya promover una naturaleza superlativa, una personalidad con perspectivas más amplias, con horizontes más dilatados. Una vez libre de estados de angustias y ansiedad así como de complejos e inhibiciones, timideces y temores, el individuo se siente como dotado de nuevos resortes, y se proyecta con una razón más generosa, más loable y sobre todo más lucida para vivir.

         Saber lo que se quiere en la vida, es tan importante como el descubrimiento de sí mismo. Empero, mucha gente está retenida en sus anhelos de vivir, se siente cohibida, o carente de resortes. De ahí la timidez y los temores secretos, inexplicables, que labran en los mecanismos psíquicos las desdichas, las limitaciones y las preocupaciones inútiles de ciertas personas.   Es obvio que se justifica la vida de manera mejor cuando se dispone de una buena salud, de un cierto vigor juvenil aleccionado por una mente lúcida y perspicaz. Esto, dígase lo que se quiera, no es posible adquirirlo con una simple agilidad del cuerpo o con una gimnasia sostenida.Las resonancias íntimas se modelan de acuerdo con los motivos que nos sirven de baseo de apoyo, y se justifican sustancialmente por la razón de vivir que nos vamos formando al compás de las experiencias satisfactorias que provocan en nosotros los singulares esfuerzos que caracterizan la Yoga Integral Científica.

         Al capacitarnos para un mejor modo de vida, nos vamos disponiendo para más amplias experiencias de realización. Es así como vamos cumpliendo un “destino”, una justificación que hace que la vida tenga para nosotros una bien definida importancia, un sentido imprescindible, en fin una funcionalidad de la cual somos nosotros los factores a la vez que los beneficiarios.   Pensándolo bien, tener una “razón de vivir” es cumplir una finalidad, llenar una misión. ¿Cuantos de nosotros sabemos, en el decurso de la vida diaria, si cumplimos de veras una finalidad, o si más bien no somos sino simples autómatas que existen al acaso de las mareasdel inconsciente?

Marie Peurozet
Diplomada en Psicopedagogía y Estética
World Traveling Museum
Instructora YIC

 


1 “El porvenir se forma del pasado” Anatole France. Artículo publicado a mediados del siglo pasado, de permanente actualidad.