MARIO ROSO DE LUNA

CABALLERO DEL IDEAL TEOSÓFICO

MarioRosoLuna

(Comentarios biográficos - por varios autores)

INTRODUCCIÓN

Roso de Luna nació el 15 de marzo del año 1872 en un pueblo de la provincia de Cáceres llamado Logrosán y desde entonces hasta la fecha de su muerte, el 8 de noviembre de 1931, su vida está llena de hechos curiosos que él mismo en alguna ocasión menciona, aunque nunca con todo el detalle que fuera de desear.

Se cuenta de él que tenía sólo tres años de edad cuando se quedó con un mechón del cabello de su niñera en la mano, por haberse empeñado ésta en llamar al "Arco Iris", "Arco de Santiago". También solía pedir que le sacasen al balcón de su casa para dedicarse plácidamente a la contemplación de Sirio, deseo nada normal en un niño.

Con estos antecedentes no nos extrañara que a los nueve años le llamen sus mismos profesores"Príncipe". Imitando quizás a los jesuitas que con ese título premiaban a sus alumnos más destacados. Desde entonces podemos decir que este halo de personaje extraordinario no le abandonará nunca.

La familia de Roso de Luna pertenece a esas familias españolas que mezclan en su sangre influencias de varios linajes, dando lugar a una genealogía salpicada de personajes importantes entre sus coetáneos. Hay quien hace mención de las conexiones de su familia con el famoso Don Alvaro de Luna y con el antipapa Luna Bonifacio XIII.

Lo cierto que su padre se llamaba José Roso y Bober, descendiente de los Bober catalanes, ingeniero valenciano que al llegar a Logrosan se dedicó a trabajar en las minas de fosforita que por entonces se explotaban.

Su madre fue Jacinta de Luna y Arribas nacida en Cabeza del Buey (Badajoz) hija del conocido liberal don Julián de Luna, importante polígrafo, maestro, famoso economista y político. El fue sin duda quien más influyó en nuestro personaje, a través de escritos que conoció y publicó, post mortem, su nieto.

Un dato que encierra un particular interés es sin duda el hecho de que fue su madre quien se encargó de su educación y con relativa frecuencia nos recuerda las lecturas que le hacía de niño y las que posteriormente le comentaba y ampliaba cuando el supo hacerlo.

ROSO DE LUNA EN LA ESCUELA

Siguiendo cronológicamente la vida de Roso, vemos que la primera vez que le llevan a la escuela es tres años después de su nacimiento; sólo estuvo una hora, lloró (igual que al nacer) siguiendo este ritmo en sus crisis cada tres años, según el mismo cuenta, fiel a su costumbre de someterlo todo a la geometría y al número. Será al año siguiente cuando ingrese definitivamente en la escuela pública, aunque en él eran más importantes, como decía antes, las lecturas y comentarios que su madre le hacía desde niño de obras como "Nuevo Robison", "Don Quijote" y la Biblia.

Roso estuvo en la escuela durante seis años, pues a partir del año 1884 estudiará por su cuenta en casa, sin profesor, una vez que pasó sus exámenes reglamentarios. Del 1884 al 1887, es decir con 15 años, dice: "Adquirí la primera concepción del Cosmos", "ya sentía el hondo cristianismo", y en los tres años siguientes "Era todo un místico". Es en este momento, que me atrevo a considerar clave en su vida, cuando se nos manifiesta Roso como un hombre que, aunque profundamente religioso, se preocupa cada vez más por solucionar los conflictos entre las ciencias y la religión, yendo de esta manera lenta pero inflexiblemente a entroncar con la tradición cristiana en su línea gnóstica y alejandrina.

En el último de estos años, es decir en el 1890, tendrá, según el mismo cuenta, lo que podríamos llamar una crisis existencial, "la sensación de cuanto no es; la impresión de la nada y del vacío". Esta problemática se centrará en torno a la grave cuestión de la muerte frente a lo caduco de la vida humana. Poco antes, exactamente en 1889, teniendo diecisiete años, sufrió de una meningitis que le puso al borde de la muerte, en opinión de todos,de la cual salió curado en siete días a partir de la aparición o sueño que tuvo en el que pedía a su padre algo de dinero para dárselo a un joven singularmente bello, aunque pobremente vestido, que se cruzó con ellos. Al volver la vista atrás -cuenta él- el joven desapareció misteriosamente.

En este acontecimiento que Roso menciona más de una vez, podemos ver su estado de ánimo y la lucha interior entre la multitud de elementos que iban conformando su personalidad y que antes de ir a Madrid, siendo aún muy joven, le exigían una respuesta; respuesta que él dio a favor de lo que el hombre tiene de espiritual sin por ello descuidar la realidad del mundo.

Quizás por esto quiso estudiar la carrera de ingeniero de caminos, aunque su familia le orientó hacia la abogacía.

En efecto en 1890 se matricula en derecho y cuatro años más tarde se doctora; como abogado fracasa, según él, por altruista, honesto e insobornable, por aplicar el recto criterio en vez de "lo probado por la amenaza caciquil" como expresamente dice; y no es de extrañarse que así fuera en una tierra donde el caciquismo aún hoy sigue siendo la principal de las lacras sociales que impiden el desarrollo y la cultura.

EL COMETA "MARIO ROSO DE LUNA"

Fue en 1893 el año en que descubrió el cometa que lleva su nombre en todas las cartas astronómicas del mundo. Durante la madrugada del 5 de julio yendo como abogado a una diligencia de su profesión. La primera noticia del descubrimiento salió en el diario "El Imparcial", en artículo escrito por el director del conservatorio de Madrid, Sr. Merino, que mandó copia a París y Kiel. Este artículo fue el que posibilitó después reconocerle a Roso de Luna la prioridad del descubrimiento porque un astrónomo norteamericano lo descubrió el día 8 y uno francés el día 9.

El único comentario que se le ocurrió hacer teniendo en cuenta su fracaso como abogado fue: "la Astronomía y los cielos me dieron entonces lo que me negara la tierra: la dicha inenarrable de un descubrimiento científico".

Sus dotes científicas y humanísticas le llevaron a viajar por Europa y esto le hubiera permitido acceder a puestos importantes, pero su devoción a las doctrinas que Blavatsky transmitió (a la que no conoció físicamente pero de la que se consideraba discípulo) le cerraron muchas puertas.

Siguiendo con la Astronomía la noche del 8 al 9 de junio de 1918 descubrió antes que ningún otro astrónomo europeo, la última estrella temporaria aparecida ente las constelaciones del "Aguila" y de la "Serpiente", pero el entonces director del observatorio de Madrid, Sr. F. Iñiguez, retrasó la noticia llevado por su disparidad filosófico-religiosa con Roso.

En uno de sus viajes, cuenta que antes de salir de Londres tuvo la experiencia religosa "al verse sorprendido por la celebración de una misa en la catedral de San Pablo" que le marcara para toda su vida. Se sintió tan unido en el espíritu de los fieles anglicanos que participó totalmente en el rito llegando incluso a comulgar bajo las dos especies cuando el movimiento ecuménico Vaticano aún estaba muy lejano. Desde este momento no volvió a considerarse católico en el sentido sectario y restrictivo de la palabra.

En el año 1899 se casó con Trinidad Roman en el pueblo de esta, Miajadas (Cáceres). Su noviazgo fue rápido y comenzó el día en que Roso vio a su futura mujer en las fiestas de Logrosan y dijo "Madre, quiero que esa mujer sea mi esposa". Tuvieron dos hijos, el primero fue una niña llamada Sara, después nació un niño llamado Ismael. Sara, será la mejor discípula de su padre, siendo modelo de mujer culta y de noble corazón, en una época en que las mujeres eran consideradas inferiores y totalmente sujetas al hombre, ya fuera padre o marido.

Roso también representó a la Cruz Roja en Extremadura. Y en 1901 colaboró con Toro y Gómez en la realización del Diccionario Ilustrado de la Lengua Castellana. La Diputación de Cáceres, ante las cualidades tan destacadas de Roso, le concedió una ayuda de estudios y en el año 1901 se licencia en ciencias físicas, viviendo hasta el año siguiente sometido a las dudas de una crisis religiosa sobre el pecado original, que para él es algo mediante lo cual el hombre está en armonía con el Universo, en un sentido profundamente teológico, que busca lo espiritual tras una vida superadora de todo lo material y caduco. A partir de ahora empieza otra etapa en la vida de Roso de Luna; fue en ese último año, en 1902, cuando trabó contacto con las doctrinas de Helena Petrovna Blavatsky.

ROSO DE LUNA CONOCE LAS DOCTRINAS DE HELENA PETROVNA BLAVATSKY

Fue en este último año, en 1902, cuando trabó contacto con las doctrinas de Helena Petrovna Blavatsky. Tenía 30 años exactamente. A partir de marzo de este año, dirá que se vio irremisiblemente arrastrado hacia su amada maestra.

Podemos situar la nueva etapa a partir del año 1904, fecha de la muerte de su padre y en la que viene a Madrid con su mujer y sus dos hijos. De su hogar extremeño, como el mismo dirá, sólo trae la ciencia, el arte, su alma y un puñado de tierra. Y estos son los cuatro puntos cardinales de su vida, ya que, en efecto, antes de venirse a la capital, dedicaba horas enteras a prácticas científicas en el patio de su casa (este es el principal motivo de que sus paisanos le denominaran el Mago Rojo de Logrosan).

El arte lo refiere Roso a la guitarra y el piano que le ayudaron a mantener su pasión por la música. Junto a todo esto era su alma la que sentía y pensaba sin descanso sobre las múltiples cuestiones que los libros y su propia inspiración le sugerían . Y por último, en el puñado de tierra tenemos simbolizado su amor a la casa que le vio nacer y en la que tantos años viviera.

El dirá en frase acertada y en directa relación con lo que será su obra escrita, que se sentía "semita de imaginación, ario de alma". Realmente Roso era la confluencia de muchas límeas, que a él llegaron perdidas a través de la historia. A partir de su llegada a Madrid, Roso empieza pues una nueva etapa, dedicándose con verdadera pasión al estudio de las obras de Teosofía, pero no se limitaba a ellas, sino que a la vez profundizaba constantemente en Historia, Astronomía, Química, etc., con la pasión y provecho de un autodidacta.

Para todos estos estudios, en efecto, él mismo dirá "que sólo reconoce un iniciador en el verdadero sentido de la palabra: la Naturaleza. Y en concreto en el hombre, dice, será la naturaleza humana la que, en el entrecruse de sus tres niveles (el espiritual, el mental y el físico) de lugar al dolor profundo y hondo que es fuente del conocimiento. Por eso el hombre, dirá Roso, es como el loto o el nenúfar."

Desde 1904 está afiliado a la Sociedad Teosófica de Adyar y como tal miembro, debido a su preparación filosófica y científica se le llama desde Buenos Aires, a dar unas conferencias, en sustitución de Annie Besant, cosa que llevará a cabo de inmediato en 1909. Se embarcó pronto recordando el pasado conquistador de los extremeños, dispuesto a una conquista espiritual más anónima y menos cruel de los habitantes del Nuevo Mundo, y cuyo efecto constante es el recuerdo que de él tienen aún en Sudamérica y los dos tomos de su obra "Conferencias teosóficas en América del Sur" que publicó al concluir su viaje. Argentina, Chile, Uruguay y Brasil fueron los países que se beneficiaron de su enorme erudición y su brillante oratoria. Manuel Sáncez Pijuan dijo de él: "No enumera, narra; no impone criterios, expone doctrinas; no imita a nadie, copia su propio estilo".

Como conferenciante tenúa un gran éxito donde quiera que fuese llamado, ya en Madrid, Sevilla el Levante o Barcelona. Para dar una conferencia solo precisaba que le dejasen reflexionar quince minutos sobre el tema. Su elocuencia era tal que muchos acudían a oir sus disertaciones con ánimo de criticarlas, salían desconcertados, reconociendo lo fundado de sus opiniones por más contrarias a sus principios que pareciesen.

Según relata el mismo Roso en una entrevista que tuvo con Annie Besant de la que no salió muy complacido, narra cómo, en un momento, del imperceptible roce de los anillos de ambos apareció un resplandor extraño que les hizo mirarse en silencio con una interrogación en los ojos que ninguno intentó verbalizar.

En 1931 fundó con sus compañeros de la rama Hesperia, el "Ateneo Teosófico", que conoció durante los meses que duró su presidencia un gran apogeo al recibir los personajes de todas las tendencias y establecer con ellos discusiones y conferencias públicas. También escribió numerosas obras que reunió bajo el nombre de "La Biblioteca de las Maravillas".

Ya se dijo anteriormente que sus dotes científicas y humanísticas le llevaron a viajar por Europa y esto le hubiera permitido acceder a puestos importantes, pero su devoción a las doctrinas de Blavatsky transmitió le cerraron muchas puertas.

También le negaron una cátedra prometida anteriormente por el ministerio de Instrucción Pública, aún estando referendada por trescientos catedráticos y ateneístas de prestigio. Uno de los ministros que negó tal concesión dio como única razón que Roso era budista. "Cuanto tengo de budista -le replicará- lo que él de moro, de hotenote o de indio".

Sin embargo Roso de Luna era en general bien considerado en el mundo cultural de su tiempo. Fue citado por Menéndez y Pelayo como el mejor estudioso y explorador científico de Extremadura. Y entre otros personajes ilustres era amigo de Bonilla y San Martín. Alterna esta época de su vida las conferencias, los escritos (sobre todo comentando las obras de H.P.B.) y las charlas en el Ateneo con los intelectuales de la época. A esas charlas acudían Valle Inclán, Cajal, Emilio Carrere, Arturo Soria, Gómez Carrillo, etc. Con Pio Baroja se veía a veces.

Cuando llegó a Madrid Roso ya estaba orientado dentro del movimiento Teosófico, y con las escasas rentas que tenía y sus trabajos en la prensa pudo vivir honestamente él y su familia, dedicándose por entero a la Teosofía, que él consideraba una labor de caballero andante en defensa de su injuriada y amada maestra Helena Petrovna Blavatsky. En el fondo Roso de Luna no fue más que un Quijote.

"Él está seguro en su camino y no basa esta seguridad más que en su vida de estudio y su amor a sus semejantes", pues no otra cosa puede decirse de quien nunca rechazó el diálogo de todo tipo de personas a pesar de que fuesen el polo opuesto ideológicamente, como es el caso de los jesuitas como el P. Fita del que fue gran amigo siendo este director de la Real Academia de Historia.

Por testimonios de amigos personales sabemos del carácter bondadoso y confiado; pero, sin embargo, también señala todo el mundo que cuando de hablar en serio se trataba no había en él más que ciencia, una memoria portentosa y gran capacidad de convencer.

Para todo el mundo tuvo abiertas las puertas de su casa siempre, vagabundos y bohemios, todos eran bien recibidos con temor a veces de su pobre mujer que no podía menos de extrañarse, al ver como su hogar se convertía en consultorio o puerta de convento.

Otra de sus cualidades fue la serenidad ante la muerte. Él es nuestro mejor ejemplo. No quiere lágrimas ni luto. El lunes 2 de noviembre de 1931 cayó en la cama y ya no pudo ir ese día de reunión. Pidió que llamaran al Dr. Alfonso y con los auxilios de éste, se iba recuperando rápidamente, incluso quiso levantarse. El sábado recayó y el domingo por la tarde cambió bruscamente su enfermedad, se puso muy grave y a las doce de la noche, sereno y tranquilo, murió. Sólo queda añadir que antes de morir, las últimas palabras que pronunciara Roso fueron un verdadero mensaje de amor y entrega a lo que fue su ideal durante toda su vida. Ante la tristeza de su familia y amigos, sólo les decía:

"NINGÚN HOMBRE ES INDISPENSABLE. NO ME LLOREIS.
DE UNA SOLA MANERA HONRAREIS MI MEMORIA:
¡CONTINUAD MI OBRA! ¡SUPERADLA!

En 1981 en un periódico nacional, escribía Juan G. Atienza (investigador e escritor) que "salvar a Roso de Luna del olvido definitivo era una necesidad visceral".

(Extraído de la obra de Esteban Cortijo, "Mario Roso de Luna - Teósofo y Ateneista")

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ROSO DE LUNA Y EXTREMADURA

Movimiento de íntima orientación teosófica ha querido ser también todo mi pobre esfuerzo hacia Extremadura, aunque lo dormido de la religión no haya podido permitir ningún esfuerzo práctico en pro de la que ha de ser algún día "Rama Teosófica de Extremadura".

"Orientados hacia los ideales extremeños todos mis esfuerzos en el Centro Extremeño, los resultados han sido por completo estériles, igual que mis trabajos sobre higiene en la Revista de Extremadura. El trabajo extremeño que siempre recordaré con placer es el relativo a "Nueve inscripciones romanas" con los que igual que en los relativos de la prehistoria extremeña, mi fortuna ha ido más lejos que mi competencia científica". (unas 200 inscripciones).

Y es que como bien dijo Esteban Cortijo:

Creo que vivía a sí mismo realmente como una persona de índole pasional, por el genio vital de que hacía gala y la polémica intelectual, que tendía a provocar, aceptando realizar cierta noble misión de apostolado social a sabiendas de lo que perdía: subirse al tren de los triunfadores como joven inteligente que estaba muy bien equipado para las letras, el foro o las aulas académicas. Recién llegado a Madrid, como si de un místico se tratara, escribió:

"¿Qué cosa humana puede darse como compensación al altruista?
Oro, comodidad, honor, todo eso es barro."

En el fondo Roso de Luna no fue mas que un Quijote. A continuación vienen parte de sus escritos recogidos de diversas fuentes, en ellos deja bien reflejados sus sentimientos y sus pensamientos.

"Generalmente, todo hombre que tiene una idea fija acaba convirtiéndose en extravagante para los demás. Lo mismo da que sea vegetariano, espiritista, teósofo, naturista...."

MARIO ROSO DE LUNA TEÓSOFO

"Conocí la teosofía en abril de 1903 e inmediatamente la hice connatural con mi vida misma emprendiendo una labor intensa que si al exterior encierra en los diversos artículos filosóficos publicados desde entonces, en el interior ha sido algo así como la revelación de que mi destino entero y mi éxito o mi fracaso se cifra por completo en ella.

Ella, en efecto, explica mi vida entera: mi instrucción autodidáctica: mis 17 o más años universitarios sin pisar casi en las aulas; mis complejas aficiones, mi suave evolución filosófica desde el cristianismo modernista, que hoy se diría, hasta mi idea definitiva rozando apenas con el protestantismo, el pietismo y el espiritismo, y, en una palabra, el eterno mariposear de mi espíritu ansioso más de verdad, de amor y de paz que de falsas ciencias y riquezas.

Todos los trabajos anteriores a 1903 diríase que son preludios no más de esta idea albergada en mi inconsciente desde que vivo. En este sentido, la obra iniciadora de mi orientación lo fue la Preparación al estudio de la fantasía humana bajo el doble aspecto de la realidad y del ensueño y los trabajos que la precedieron o sea, los nueve meses de observaciones de ensueños, labor científico-cristiana en apariencia, pero en realidad del inconsciente teosofía.

Mi meningitis de 1889 y el descubrimiento del cometa b de 1893 fueron otro impulso teosófico inconsciente, como se demuestra en el artículo "Varios fenómenos psíquicos de mi vida".

Sócrates al beber la cicuta, Gutemberg al huir de la ciudad alemana, Galileo y Colón ante los rigores de la ciencia oficial por sus intuitivas lucubraciones, Fulton y mil y mil más, tenidos tracias a ellas por locos, demuestran la inevitable pugna que surge ante cualquier destello intuitivo: una reacción de la atrasada razón colectiva hasta que el progreso lleva a la razón hacia aquellas verdades, como la razón antes llevara hacia otras análogas a los sentidos descarriados".

Se trata, pues, usando el título de uno de sus artículos seleccionados, de una concepción sintética del universo en la que contradicciones de ayer y de hoy, como la de la materia y espíritu, van resultando "infantiles y ridículas", según dice en "Iris, Isis" citado.

En sus artículos sobre la obra de científicos contemporáneos evidencia un placer grande en aquellos que se refieren a los esposos Berthelot y a los Curie, porque se recrea en el análisis del papel de la mujer en nuestra cultura, en concreto en el campo científico que es donde más difícil se encuentran nombres femeninos. "Nuestra ligereza olvida siempre -dice- la colaboración de las mujeres en la obra de los sabios". En toda su obra trasluce un respeto enorme al papel de la mujer dentro de una concepción clásica y familiar, pero muy abierta a modas que en aquellos tiempos del modernismo estaba reservada a muy pocos. En otras ocasiones, y en un ámbito más social, llegará a decir que toda nuestra cultura se vería profundamente modificada si se juzgase y tratase igual a la esposa que al esposo en el delicado y universal asunto de la infidelidad matrimonial. "Si admitiésemos, decía, el cristianismo aserto en "La sonata de Kreutzer" de Tostoy, relativo a que los deberes de fidelidad son idénticos en la mujer que en el hombre, cambiaríamos por completo las caducas bases de nuestra sociedad actual".

Sus palabras también eran muy críticas en lo que respecta a la educación sexual que se acostumbraba en la cultura católica tanto con los jóvenes como respecto de las mujeres y el confesionario. Aquí fue de los primeros en ver lo positivo de teorías modernas como el psicoanálisis. "No pagaremos nunca a Freud y a sus continuadores -escribe en uno de sus últimos libros- el haber traído al terreno de la investigación semejantes problemas, despreciando ridículas mojigaterías ancestrales, hijas quizás de esto mismo que condenan y esparciendo sobre ellas la luz meridiana de la investigación sociológica y científica".

El propio Roso responde en la introducción a uno de sus libros a las dudas que su concepto de ciencia provocaba, partiendo por definir al mundo que le rodea de "ignorante y egoísta", incapaz de entender sus propuestas, a pesar de tener sobre la verdad de las mismas "la seguridad íntima de quien las ha estudiado, meditado y aún experimentado". Se siente herido en muchas ocasiones por "ese despectivo trato con que las religiones oficiales y las no menos oficiales ciencias vienen otorgando a estos asuntos, temerosas quizás, en su bien pagado entronizamiento, de que se haga "la luz, la mucha luz", pedida por Goethe al morir, acerca de cuestiones vitales que acaso les convenía a entrambas el que siguiesen, si no en la sombra, sí en una, para ellas demasiado fructífera, penumbra".

"El Hombre, en fin, y con mayúscula, es hoy y lo será siempre, la cúspide del planeta Tierra. Todo en la Tierra es según el plano del Hombre .... porque "el hombre es la medida de las cosas" y no en vano los viejos libros védicos nos hablan de los humanos avatares: del avatar-pez (pez siluriano), el avatar-tortuga (primario), el avatar-dragón (secundario) y los avatares león, ave, mono, hombre (terciario y cuaternario), porque donde hay materia, fuerza a inteligencia, allí hay de hecho (la forma exterior poco importa) un hombre o un embrión de hombre".

"A pesar de ello no debemos ser tan presuntuosos como para pretender eludir las leyes naturales cuando nuestra "psiquis" es "parte de la armonía del Universo a leyes sujeta", porque, en efecto, "la ley cósmica mayor que conocemos no es la newtoniana de la gravitación, ni ninguna de las de la Física, la Química o la Historia. Es otra harto más excelsa: la armonía del Gran Todo y de las integraciones de sus múltiples partes".

"Sabiduría, en efecto, es una palabra de doble alcance, que se refiere por un lado a la mente, como Ciencia, y por otro lado al corazón como amor. Quien aplica el conocimiento para regular los afectos del corazón, y aplica los más puros sentimientos altruistas a la obra de su mente, es el único que merece el nombre de sabio, mientras que se limite a lo uno o a lo otro, será meramente bueno (como tantos creyentes de la fe ciega), o bien meramente culto (como los que con su cultura sin amor desencadenaron la gran guerra), pero ninguno de ellos será sabio".

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DON MARIO ROSO DE LUNA (por Pepita Maynadé)

 

Artículo aparecido en "El Loto Blanco" de enero de 1932, con motivo de la desencarnación del célebre teósofo español, digitalizado por Biblioteca Upasika en noviembre de 2003.

A manera de funeral....

¿Para qué evocar en estos momentos, sobre el horizonte de la Teosofía hispánica, el oscuro sudario de la muerte cuando aparece ésta como transfiguración y ofrenda, como restitución y cambio y no como noche oscura, sino como un alba clara?

Nuestra despedida al maestro en este plano, no puede ir revestida de luto y llanto. ´Él no lo quiso. "No me lloréis, no me guardéis luto" nos dijo sonriendo, antes de expirar.

Tómate, pues, elegía de muerte, hosanna de vida; el "adiós" definitivo de la despedida, el "hasta luego" de la ausencia, que es promesa y esperanza.

Ultra el rasgueo opaco de la pluma, llegue al alma amada de Don Mario, como una promesa fervorosa y densa, desnuda de lirismos, la esencia de nuestro funeral silente que deje en el alma de todos los consagrados la sensación de una barrera derribada y de una áurea bandera izada: la barrera que separa la ilusión de los planes intercósmicos y la bandera que ondeó, gallarda, sobre la obra del maestro ausente....

Nació .....

En Logrosán, pueblecito minero de la áspera región de Extremadura, en 1872, rollizo y rubio como un ángel de Rubens, Mario Roso de Luna, de singularizada e intelectual prosapia.

¿Qué símbolo de anunciación figuraron los astros sobre aquel pedacito de tierra extremeña, al primer grito del infante rubio?

Mäs tarde, aquel mismo pueblecito de Logrosán que cantara sus cándidos arrullos rurales junto a su cuna predestinada, debía estremecerse de orgullo ante su grandeza.

Juan Luis Cordero, el cronista, escribió entonces: "Yo amo en Roso de Luna a mi patria chica y al asociarme a su homenaje quisiera gozar de la suficiente autoridad para convencer a los hombres de ciencia, a los escritores, a la Prensa y a los diputados y senadores extremeños, de que, al honrar a Roso, honramos el espíritu y el símbolo de esta tierra parda y fecunda....."

Y Santiago Sánchez Mora: "La raza extremeña, fuerte y sobria, no ha desaparecido. Se ha transformado únicamente. Hoy no conduce victoriosas mesnadas por los imperios indios. Pero sabe, en cambio, iluminar con lubres de ciencia y de ideal las triunfantes huestes del progreso por medio de este maravilloso "Poeta de las Nebulosas" ..... "

Dio, entre cuidados y mimos, los primeros pasos. Y pronto, la frecuente y temprana visión del cielo abrió su alma, por las ventanas de las pupilas pasmadas en su maravilla, el panorama interior de lo infinito. La luz de unos ojos escrutadores puede encender, a un tiempo, las dos inmensas antorchas en las tenebrosidades que se llaman la noche del cielo y la noche del alma: la Revelación y el Conocimiento.

Y así fue. Cuando después, ya maduro, el cuerpo de las verdades teosóficas llegó a sus manos, poseía ya, por remembranza de su pasado iniciático, la verdad digerida, vivida, sazonada, hecha carne y sangre, magnetismo y lumbre, conciencia y vida. La más absoluta ausencia de títulos y pergaminos no hubieran podido hurtar, a este gran teósofo que se llamó Mario Roso de Luna, la estructuración de unos principios vitales y trascendentes que trajo a este mundo para don de todos impreso en las células de su organismo y formulado subconscientemente en su temprana filosofía y en su fe de niño.

Creció ....

Vivaz y romántico, precoz en el estudio, adelantado en vivir y en comprender. Ansioso de creer y de adorar, vertióse como blanda arcilla en el molde del dogma católico. Tuvo visiones apocalípticas y fervores ascéticos.
Atravesó una honda y persistente crisis de pubertad y en 1889, paseando convaleciente con su padre por una senda de la campiña logrosaniega, vio, por vez primera, a un adepto, de imponente y bellísima figura, pasar a su lado, con tan leve paso, que parecía no tocar el suelo. El contacto de su aura fue tan intenso que el joven Mario, transfigurado, derramó abundoso llanto. Al cabo de siete días se hallaba completamente curado.

"Pocos años después, en 1893 y previa no sé qué especie de premonición, cruzando por aquellos mismos lugares, descubrí un astro nuevo, de cuarta magnitud.... ¡Era el cometa que lleva mi nombre!" relata Don Mario.

Cruzóse otra vez con un perro hidrófobo y al abrir éste la boca para hincar los dientes emponzoñados en su pantorrilla, quedóse milagrosamente parado en esta actitud, sin morderle.

No permiten los límites de unas notas biográficas relatar sus asomos de clarividencia, sus previsiones y, sobre todo, el gran poder protector que tantas veces, oportunamente y en determinados períodos de su vida, se manifestara. De ser así la biografía, sin dejar de ser tal y ajustarse a la verdad más estricta, parecería un cuento de "Las Mil y Una Noches".

¡Tan por cima de los corrientes acontecimientos se deslizara su existencia humana! Al escribir pensamos si, para dar más incisión y arrojo a la pluma, precisaría la lente de los años, el marco de gloria y de justicia que únicamente confiere el tiempo.


Sus estudios universitarios


Trasladóse, ya hombre, a la entonces villa y corte de España y sus asombrosas facultades le aquistaron la amistad y predilección de la intelectualidad madrileña. Logró con poco esfuerzo licenciarse en las facultades de Ciencias Físico-Químicas, Filosofía, Letras y Derecho.

Reconociósele pronto como prominente astrónomo en los Observatorios de Europa y por desgracia, menos en el de España que no coadyuvó a su merecida gloria de descubridor.
Se sumió en la abstracción de las matemáticas y en la filosofía de los clásicos. Compenetróse, viajando, con la psicología de los pueblos europeos. Fue éste el recio y bien cimentado pronaos de su Templo. Pronto el karma levantaría el velo.


Su segundo nacimiento y la noche espiritual


Dejemos que él mismo nos relate en "Conferencias Teosóficas en América del Sur" cómo llegó a su conocimiento la Teosofía y cómo desveló sus ocultas latencias: "Helena P. Blavatsky me había revelado un mundo completamente nuevo tras mis dieciocho años de estudios universitarios, allá en 1902. Convencido entonces de mi ignorancia ilustrada, puedo asegurar que desde aquel día de marzo, una nota secreta, constante como un mantram, dulce y augusta como música pitagórica, avasalladora e indeclinable como kármica voz del Destino, resonaba en lo más profundo de mi ser al modo de aquella otra que al Judío Errante de la leyenda le musitase siempre al oído: "Anda, anda, anda....."

Caminé lo mejor que pude y en los siete primeros años de aprendizaje teosófico, la Noche Espiritual se cernió sobre mí. Una noche verdaderamente hiperbórea, iluminada apenas por las fugaces auroras polares nacidas de mi corazón de impenitente idealista. En lo que podía apreciar, estaba solo, completamente solo. Bien o mal, cumplí mi deber. Estudié, conviví la vida teosófica. Busqué a mis hermanos. Di conferencias. Escribí cuanto pude en periódicos, revistas y libros para comunicar a los demás el santo fuego que en mi pecho ardía. Mas todo en vano. Como teósofo fracasé en mi pueblo, entre los míos. Fracasé en Extremadura, mi región querida y casi me tenía por fracasado en la propia capital de mi patria donde podía continuar parafraseando al poeta cuando dijo: Mi vida es un erial; flor que toco, se deshoja,y en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo le recoja.

Pero cada uno de mis aparentes fracasos era en el fondo un completo triunfo sobre mí mismo pues me impulsaba, a fuerza indómita, a buscar siempre un radio mayor de acción.

Así, desde 1907 había trocado mis mayávicas preferencias patrias por un santo amor a nuestra Raza, esta que se alza gigante sobre las dos orillas del Atlántico y se asoma, llena de esperanzas de bendición, a las vastas soledades del Pacífico. Esta raza en fin, mitad protoamericana, mitad ibera, debida al épico esfuerzo de mis viejos paisanos extremeños a quienes la envidia o la frivolidad o la ignorancia no ha hecho todavía justicia".

Aparte de la doctrina teosófica en la que se embebiera sin cesar durante luengos años enteros, sin dejar la asimilación de una sola cita de "La Doctrina Secreta" de Blavatsky, su gran Maestra, el sentimiento teosófico, el desvelo mater de su alma andrógina fue como una lubre de utopías vividas para muchos. Era un romper con la cáscara egoísta de los convencionalismos, imponiéndose la augusta divisa de dar, de comprender, de tolerar, de achicarse en lo externo para acercarse a la pequeñez, de postrarse, comprensivo, ante toda grandeza. Y así pronto pareció un niño grande, sin malicias, lleno de arrobos y de fulguraciones. Embrujado lo llamaban unos, Mago logrosaniego los más, Quijote los que oteaban sobre alguna cima su obra perdurable y su significación presente.

Enediel Shaiah nos dice de él: "Como el gran matemático Wronski, Roso de Luna, profundo conocedor de la ciencia de la cantidad, elévase desde este campo al de las más altas concepciones de la Metafísica del Ocultismo. Como los ilustres Zollner, Gauss, Helmotz, Lobatschewsky, Riemann y Spotiswode, el estudio del Álgebra y de la Geometría le lleva al de la cuarta dimensión de los cuerpos y otras sucesivas y así Roso de Luna halla una feliz demostración de los diversos planos de la existencia substancial, demostración matemática de un valor definitivo que nunca los teósofos lo podrán agradecer bastante.

Como el renombrado Crookes aplica a la Física el estudio de las seriaciones numéricas y halla formada por la naturaleza misma la prodigiosa pauta de fuerzas conocidas y de lugares de la serie que corresponden a las ignoradas, estableciendo una elocuente identidad entre lo que la ciencia ya sabe y entre lo que la doctrina esotérica descubre. Como los ilustres químicos Wendt y Mendeleef, pide al número y a la serie el gran misterio de la unidad de la materia y al hallarle redime a los alquimistas, con elocuentes razonamientos, de un injustificado desdén."

Como astrónomo, el autor de "En el Umbral del Misterio" que goza de una reputación bien merecida y es descubridor de un cometa que lleva su nombre, establece las bases de una científica explicación del origen y desarrollo de los mundos donde impera el criterio del Ocultismo y como antropólogo y arqueólogo halla en ciertas piedras de Extremadura muy curiosas revelaciones legadas por una remotísima antiguedad en raros monumentos jeroglíficos y paleográficos donde por el análisis de hábiles cronologías sidéreas, Roso de Luna descubre el testimonio histórico de la Humanidad que pobló el famoso continente de la Atlántida.

Sí, puedo asegurarlo, Roso de Luna obtuvo esa iniciación en los más altos misterios de la ciencia por esfuerzo propio antes que nadie oyera hablar de la Teosofía ni del Ocultismo. Y cuando supo lo que predicaban tales doctrinas, cuando leyó algunas publicaciones de esta clase, regocijado por la tan, al parecer, sorprendente coincidencia de opiniones, buscó con ansia a sus desconocidos hermanos en creencias y apresuróse a brindarles su más incondicional adhesión y concurso.

Así fue como Roso de Luna vino a llamar a las puertas de la Sociedad Teosófica en España; así fue como se incluyó en las huestes de los teósofos y así fue cómo los teósofos pudieron incluir en sus cuadros un nombre digno de tanto respeto.


La labor de Roso de Luna en la Sociedad Teosófica


Don Mario Roso de Luna ha sido la más legítima gloria de la Teosofía hispánica. Por él interesáronse en los estuidos trascendentes lo más selecto de la intelecutalidad española y, merced a su envergadura enciclopédica y poligráfica, la Teosofía ha ocupado honorable lugar en tribunas y en la Prensa, hasta, alguna vez, durante el pasado período oscurantista.

Enediel Shaiah pudo decir por él de la Sociedad: "Cuando Roso de Luna llamó a las puertas de la Sociedad Teosófica, ésta pudo sentir la más legítima de las satisfacciones. Demandábale el paso un hombre de ciencia, un sereno y original contemplador de las verdades universales, un teósofo iniciado, no por las rapsódicas enseñanzas de cualquier propagador de luz que en la mente engendra la alta reflexión de los misterios del Universo, cuando asciende a las ignotas regiones de lo infinito, pidiendo fuerza a la inspiración del genio y alas a la lógica y al saber".
Y Arturo Soria y Mata, el cultísimo autor de "El Origen Poliédrico de las Especies", estas palabras que ojalá devinieran perpetuamente incisas como divisa, en el dintel de toda Rama Teosófica:

"Los teósofos españoles constituyen, entre los heterodoxos, un grupo de gran peso específico e intelectual. Son hombres de gran sabiduría, excesivamente modestos quizás, que en vez de exhibir y pregonar lo muchísimo que saben, tienen a gala ocultarlo. Pero lo cierto es que el que se tenga por más docto en cualquier materia no puede hablar con ellos sin reconocerles una extraordinaria profundidad de pensamiento, una erudición vastísima, en suma, una superioridad intelectual y moral que se insinúa con suavidad imperceptible y subyuga nuestro ánimo con las mieles de una franca y encantadora cortesía. Son pocos, pero sabios y buenos.

Uno de ellos es Roso de Luna, un niño de cuarenta años (1), criatura adorable con barbas. Yo advierto en él los chispazos del genio pero el genio no es nunca entendido por la multitud...."


Roso de Luna, escritor


La desconcertante fecundidad de la pluma de Roso, apenas concebible, que ha dado origen, con frecuencia, a peregrinas leyendas, no ha sido en mengua de su profundidad. Pluma en ristre, curvado en cuerpo en forma de interrogante, planeando por los espacios sidéreos, rozando sus pies la leve mole de la Tierra, lo vio simbólicamente Vidal, el caricaturista chileno.
Aparte de la pluralidad incompendiable e inarchivable de la colaboración periodística de Roso de Luna en ambos continentes, solamente su "Biblioteca de las Maravillas" constituye una especialización bibliográfica única en el mundo.
Sus "Conferencias Teosóficas en América del Sur" son su misal, el más puro venero de su ética teosófica.


"Hacia la Gnosis" y "En el Umbral del Misterio" develan la arquitectura de su grande edificio oculto y esquematizan maravillosamente su plan teosófico y la senda del iniciado.

"El Libro que mata a la Muerte" o "El libro de los Jinas" y "De gentes de otro Mundo" son el mayor panorama entrevisto de los mundos invisibles.

"La Esfinge", "Simbología Arcaica", "El simbolismo de las religiones del Mundo y el problema de la felicidad" son una glosa interpretativa del simbolismo trascendente del pasado así como "La ciencia hierática de los Mayas" lo es de los oscuros códices mexicanos del Anahuac, que el maestro interpretó como un don de las antiguas civilizaciones a nuestros días.
"Por el Reino encantado de Maya", "El árbol de las Hespérides" y "El Velo de Isis" (Las Mil y una Noches Ocultistas) son contribuciones del autor a aquellos descubrimientos de índole folklorística que entrañan la historia secreta de todos los pueblos engalanados y el donaire del gran estilista.

"El Tesoro de los Lagos de Somiedo" ha sido llamado con razón por la crítica, "El Quijote del Ocultismo" y junto con "De Sevilla al Yucatán" aparece como una psicometrización, amparado en descubrimientos recientes de índole geológica y esotérica, de lo que fue un tiempo Iberia, en el gran continente atlántico, y lo que será, en sus altos destinos, en elfuturo, cuando imperen, hechas vida, las verdades teosóficas y que sólo bajo esta pomposa veste imaginativa podría entrever la humanidad de hoy.
"La Dama del Ensueño" es un búcaro de psíquicos lirismos, una revelación de misterios de trascendentalismo romántico y sentimental. "La Humanidad y los Césares" es una estructuración y crítica de la historia humana bajo principios platónicos.
En "Una Mártir del Siglo XIX" se desbasta, esculpe y pule la gran personalidad de Blavatsky, bloque áureo, mojón viviente que el karma alzó entre su vida de erudito y su vida de teósofo.
En "Wagner, mitólogo y ocultista" aparece la esencia simbólica del inicático panteón escandinavo en los mitos wagnerianos. El oculto significado de los Eddas muestra, bajo la interpretativa clave de Roso de Luna, la batuta del genial creador del drama musical como una antorcha para los espíritus, alzada en el paraíso incomparable de sus sinfonías. Y otras obras científicas como el "Kinethórizon", clave del conocimiento de las sidéreas constelaciones y "Evolution solaire et series astro-chimiques", en francés, constituyen en conjunto una biblioteca vastísima, profunda al par que amena, densa en su significación, en su forma y en su contenido.

Cada uno de sus libros parece un magno fruto póstumo, la coronación de toda una vida. Y sin embargo, la mente privilegiada y proteica de Roso de Luna nos ofrecía, con una frecuencia inusitada, los enormes frutos de su trabajo, uno tras otro y la muerte le sorprendió sin que pudiera cumplir una promesa que nos hizo un día: la publicación de su "Autobiografía" que hubiera sido la más digna rúbrica del tesoro intelectual cuya grandeza puede sellar tan solo nuestra ignorancia.


El proceso íntimo


La fecunda intelectualidad de Roso de Luna manifestada a través de su oratoria o de su pluma y que al comienzo de su hombría le llevó al conocimiento de toda ciencia humana que solo el arte endulzaba, a trechos, como un lampo del cielo, cedió paso, en el sazonado descenso de su madurez, a una suerte de misticismo que en nada se parecía a sus fervores juveniles pero que era, sin embargo, fruto dulcísimo de aquel maridaje primero del corazón y de la mente, de la fe atesorada y del conocimiento ganado.
Callada aurora de su espíritu que se iba manifestando en su rebosar de amor infinito, en un pleno vivir en la renuncia, en el grato saboreo de la igualdad fraterna, que dio paso a la postrera faceta de su actuación en este plano.


El "Ateneo Teosófico de Madrid"


Hace un año (la Parca cortó el hilo de su vida vísica sin que pudiera saborear la celebración de su primer aniversario) alzó el Mago de Logrosán, con su prestigio, una nueva tribuna en la capital española. Cenáculo de los griegos, conventículo de los neoplatónicos, en la tribuna libre, en el hogar de amigos que se llama "Ateneo Teosófico" no apareció nunca la valla del erutidismo egotista sino un eclecticismo que se abría a todo estudio y a toda tenencia espiritualizadora. La ciudad y sus más preclaros talentos corearon la obra de Roso en su Ateneo que actuó y seguirá actuando mientras la benéfica sombra del padre Roso, nuestro Jina en su lenguaje, se alce, viva y resplandesciente, como un soplo que anime el hogar intelectual que abandonara y la llama de la primitiva ideología con que lo inflamara.


En su Nombre


¿Una oración? No es bastante. Una oración en tal caso es un pasajero lirismo sentimental. Un juramento.Pero no un juramento espectacular, alimentado por estos momentos dolidos. Que sea silencioso como silenciosa es la esencia consagratoria de la vida, la aceptación interna de un deber sublime. Los estados supremos del alma no pueden manifestarse más que a través de la voz del silencio. Si se hace en nosotros esta calma, esta elocuencia augusta, invoquemos la presencia del maestro y prometámonos seguir su senda.

Yo veo ya florecer la reciente huella de su paso de escolta. Yo veo, precedida por el buen padre Roso, la futura ruta de nuestros destinos. ¿No nos dijo, en los umbrales del Más Allá, con voz que la muerte velaba?:

"Ningún hombre es indispensable. No me lloréis.  De una sola manera honraréis mi memora: ¡Continuad mi Obra!"...

NOTA: Soria y Mata escribía estas líneas en 1916, en La ciudad Lineal de Madrid.

 

TEOSOFÍA Y SOCIEDAD TEOSÓFICA

(DIÁLOGO TEOSÓFICO)

 
FRAGMENTOS DE ALGUNOS INTERVIÚ HECHOS A DON MARIO ROSO DE LUNA EN MADRID Y EN BUENOS AIRES, ÉSTAS ÚLTIMAS EN 1900 Y 1910, O SEA CUATRO AÑOS ANTES DE LA GRAN GUERRA.
 

- ¿Qué significación asignan ustedes al movimiento teosófico en el mundo?

- Pura y simplemente el de una avanzada de una nueva era para la Humanidad, pues que el objeto fundamental de la Sociedad Teosófica es el de crear el núcleo de una fraternidad universal sin distinción de razas, sexo, credo, casta ni color. Una selección con todos aquellos hombres que, sean cuales fueren sus ideas, sientan viva en su pecho la llama de la fraternidad universal.

- No obstante, parece que la tendencia del mundo es la de adquirir nuevos acorazados y aumentar los efectivos de cada ejército.

- Tras la guerra viene la paz, como tras la tempestad la calma. ¡Quién sabe la reacción que se producirá en el mundo después de la probable conflagración futura! Roosvelt, sentado a su mesa a un negro sabio contra los prejuicios de su raza, blanca, realizó uno de los actos más excelsos de confraternidad, mientras que esas naciones qeu venden alcohol a negros e indios para exterminar su raza, realizan un crimen quizás más grave que el de la trata de blancas y la piratería. La Sociedad Teosófica, si no tuerce mañana sus objetivos, es a la futura Humanidad lo que el núcleo es a la célula en biología, pues gracias a aquella ésta se desdobla y multiplica por cariocinesis para constituir los órganos y aparatos de los cuerpos vivos.

- ¿Cuáles son, pues, los objetos que persigue dicha sociedad?

- Ya lo he dicho: el de la humana y más amplia fraternidad; la práctica de la virtud por la virtud misma, cual todos los grandes Iniciados del pasado nos aconsejasen semejante objeto es el único obligatorio. Todo el que le siente es teósofo, pertenezca o no a la Sociedad Teosófica, donde quizá ni son teósofos todos los que están ni están todos los que son.

- El segundo objeto de dicha Sociedad, ¿es, en efecto, el estudio comparado de las religiones, ciencias y filosofías?

- Sí, y de semejante comparación surgen verdades absolutamente nuevas en apariencia, pero, en realidad, tan antiguas como el mundo mismo, y que fueron enseñadas en el secreto de los recintos iniciáticos de Samatracia, Eleusis, Mitra, Tebas, Bibractis, Alexia, Gades, etcétera, etcétera.

- ¿Y a qué punto pretenden llegar con esos estudios comparados?

- En las religiones, por ejemplo, puede llegarse así a descubrir, tras la corteza en ellas sedimentadas por los siglos y tras los velos echados sobre las Grandes Verdades de la sabiduría Primitiva por sacerdocios explotadores, estas grandes verdades perdidas que eran ciencia y religión -la Ciencia Una y la Religión Una- al mismo tiempo. Es ello una especie de paleontología psicológica y científica cuyas raíces pueden ser tan antiguas como el planeta mismo. No olviden, por ejemplo, que el propio Jesús, como todos los Grandes Iniciados anteriores y posteriores a él, nos dejó dicho en el capítulo trece del Evangelio, según Mateo, que "a los vulgares él les habla en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan (misterio iniciático), mientras que a ellos, sus discípulos, los hablaba claramente (de boca a oído= acerca de los verdaderos y ocultos Misterios del Reino de los Cielos. Hay, pues múltiples religiones vulgares, a pretexto de las cuales las pasiones de los hombres han ensangrentado al mundo; tras de cada religión vulgar o exotérica (jainismo, brahmanismo, zoroastrismo, buddhismo, judaísmo, cristianismo o mahometismo) yace oculta la religión Una, iniciática y esotérica ya dicha, y aún todavía hay para cada hombre una Religión Inefable, que es la de su conciencia moral, Cristo en el Hombre, que diría San Pablo.

- ¿Y en cuanto a las ciencias?

- Que todas ellas no son sino ramas múltiples y hermosas de una Ciencia Una, tronco de donde han brotado todas ellas. Verdadero Árbol del Mundo, que dirían las leyendas bárdicas de los Eddas glosadas por el sublime Wagner en sus dramas musicales, al dicho gran tronco que tiene sus raíces en lo Eterno y Absoluto, podemos acercarnos indefinidamente con las disciplinas comparadas. ¿Qué de frutos nos llevan ya dados, por ejemplo, la Legislación comparada, la Filosofía comparada, la Astroquímica, la Mecánica físico-química, etc.? Verdaderamente sólo así podremos caminar en indefinido progreso hacia algo efectivamente universal, a un como pensamiento colectivo, cual si la Humanidad fuese el pensamiento mismo del planeta Tierra. Claro es que tal meta se tardará eones sin cuento en llegar, como no se llega nunca a las verdaderas metas, por aquello de que el ideal es como una asíntota de las hipérbolas, con su punto de tangencia en lo infinito.

- ¿Y el tercer objeto?

- Estudiar las leyes inexploradas de la naturaleza y los poderes aún latentes en el hombre.

-¿Esta es, por lo tanto, la tan ridiculizada Magia?

-Justamente, y por eso sólo una pequeña parte de los asociados pueden dedicarse a tamaño objetivo. Pero aquí es preciso hacer dos salvedades muy importantes. Una, que la existencia de la moneda falsa de las ridiculeces que con el nombre de magia corren por el mundo, presuponen la existencia de la moneda legítima, que es aquella. Otra, la que ya cuidó muy mucho de consignar la maestra H.P. Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, al decir en la introducción misma de Isis sin Velo, clave de los Misterios Iniciáticos antiguos y modernos, de que "no admitimos magia alguna que exceda la capacidad y alcance de la inteligencia humana, ni milagro alguno, sea divino o diabólico, si tal cosa implica una trasgresión de las leyes naturales instituidas desde la eternidad. No obstante, admitimos la opinión del sabio autor de Festus, el cual dice que el corazón humano todavía no se ha revelado a sí mismo, ni jamás hemos alcanzado ni a comprender siquiera la extensión de sus poderes, por lo que no resulta exagerado el creer que el hombre puede desplegar nuevas facultades sensitivas y adquirir una relación mucho más íntima en la Naturaleza, como la lógica de la evolución se encargaría de decírnoslo si la llevamos hasta sus legítimas conclusiones. Si recorriendo las líneas de ascensión desde el mineral o la mónera hasta el hombre más perfecto el alma ha evolucionado, llegando a adquirir las elevadas facultades que hoy posee, en manera alguna será desacertado inferior que en el hombre se está desenvolviendo igualmente una facultad de percepción que le permite indagar hechos y verdades más allá de nuestra visión ordinaria. Con todo, no vacilamos en admitir la opinión de Biffé, según la cual "lo esencial es siempre lo mismo" y ora procedamos hacia dentro cercenando el mármol para descubrir la estatua encerrada en su masa, ora templo, nuestro nuevo resultado no es más que una antigua idea. Por ello la última de todas las eternidades encontrará en la primera su alma gemela".

-El estudio de esas leyes inexploradas y esos poderes latentes, ¿constituye entonces la parte ocultista de la Teosofía?

- Ciertamente. La Teosofía constituye lo que podríamos llamar Ocultismo teórico, exento de todo peligro, pues que tiene su base en el estudio de la historia y en aquellas disciplinas comparadas, hay un precepto hermético de que el mineral evoluciona en vegetal, éste en animal y el animal en hombre, el hombre es un espíritu y el espíritu un dios, porque el hombre no es sino una gota desprendida del Océano Incognoscible. Además la evolución ascendente de las formas en el universo está siempre correlacionada o en razón inversa de la involución de la Energía Inteligente o Logos que al cosmos anima.

- Sin embargo, aún la persona de evidente cultura siente cierta repugnancia por las prácticas ocultistas.

- Y es natural que la sientan, puesto que suele deputarse como Ocultismo no aquella teurgia de Jámblico que exige del ocultista una previa y sobrehumana pureza, sino un cúmulo de prácticas necias, infantiles cuando no criminales, impulsadas por el egoísmo, que es el padre de todas las pasiones, en tanto que el verdadero Ocultismo inmortalizado por los repetidos Misterios Iniciáticos sólo pueden basarse en un desenvolvimiento simultáneo de las tres facultades superiores del hombre: mente, sentimiento y voluntad, empleadas siempre con absolutos móviles altruistas en pro de la Humanidad entera. El temor al mal empleo de las tremebundas fuerzas ocultas, de las que nuestra electricidad es mero juguete, es lo que hizo secretas aquellas enseñanzas iniciáticas.

- ¿Se ha consagrado usted a prácticas ocultistas?

- No, porque no me creo bastante puro, ni tengo la inteligencia suficientemente desarrollada para ello.

- ¿Cree usted en la pureza de cuantos entre nosotros los occidentales se dedican a esas prácticas?

- Entiendo que casi la totalidad son unos desgraciados, simplemente.

- ¿Tiene la Sociedad muchos adeptos?

- Hay como un millar de ramas esparcidas de polo a polo.

- Nos parecen muy pocas ramas.

- Las levaduras son siempre infinitamente más pequeñas que la masa que han de hacer fermentar.

- Todo esto supone la existencia de ciencias perdidas que retornan ...

- Sí, pero las doctrinas de la Teosofía o Religión primitiva de la Naturaleza no son patrimonio de ningún tiempo ni país, sino que yacen como adormecidas u ocultas en todas las grandes ideas. Se conservan simplemente más puras entre gentes orientales de gran elevación espiritual e ignoradas para el mundo, gentes conocidad como Maestros o Mahatmas (literlamente "grandes almas") y cuya actuación en los momentos críticos de la vida del mundo es bien notoria. Las doctrinas orientales satisfacen al espíritu más elevado y crítico porque son un fruto maduro de pueblos que al llenar su misión histórica han sido raídos de la faz de la Tierra, mientras que la ciencia occidental, joven y pujante, temeraria y vanidosa, no es hoy más que una eflorescencia incipiente que el cierzo helado del escepticismo puede marchitar en flor. Ella está, sin embargo, cargada de dulces promesas de fructificaciones futuras para el día en que tome en cuenta los problemas del sentimiento, juntamente con los de la voluntad y la inteligencia, y busque tras el Velo de Maya o de Isis la Naturaleza más inteligente energía o alma de las cosas que la ilusoria materia; mas las grandes cuestiones capaces de mejorar la condición humana y sus seguros destinos allende la tumba, que el mero acrecentamiento de las riquezas materiales para fines egoístas de placer o de vanidad ...... La Sabiduría Antigua es inconmensurablemente superior a la cultura occidental, quien se halla respecto de aquella en análoga relación a la de lo joven con lo viejo.

- Por lo que veo en el hombre, tal como ustedes lo conciben, hay verdaderamente tres corrientes evolutivas; la física o darwiniana, de abajo a arriba o del átomo del hombre; la espiritual, o de arriba a abajo, del Logos hasta el hombre y una tercera o intelectual, que sirve de nexo, y por la cual digámoslo así, el Logos se hace consciente en la Materia por el Hombre.

- Exactamente, y la ciencia contemporánea, sin darse cuenta, no está muy lejos de admitirla. Veámoslo. Que todo vive y todo evoluciona, desde el átomo hasta el hombre y desde el hombre hasta el astro, es ya un hecho demostrado. No es preciso engolfarse en la sabia obra de Spencer sobre "Evolución de la vida y de la forma" para apreciar este hecho tan notorio. Basta con hacer unarecopilación sumaria de las conclusiones más salientes de las ciencias naturales, desde los trabajos colosales de Lamark, Wallace y Darwin. Empezando por el átomo, Croques, Ostwald, Arrhenius, le Bon y otros se han visto forzados a admitir que es un universo ultramicroscópico, compuesto de uno o varios iones positivos, oficiando de centro atractivo o de Sol infinitesimal, que está rodeado de innúmero cortejo de electrones negativos, a guisa de planetas. Sus masas respectivas, que constituyen por su reunión la materia ponderable que conocemos, son en sí a manera de imponderables organizaciones o condensaciones del éter planetario, sujeta a leyes cinéticas parecidas o iguales a las del microcosmos solar. Por este camino, se va en derechura hacia una ciencia futura que estudie, por decirlo así, la Astronomía por leyes químicas y la Química por leyes astronómicas o, para expresarlo mejor, que lleve a estas ciencias a la cinemática o matemática del movimiento y de la fuerza. Semejante vida interatómica es la más ínfima pero la más admirable de las organizaciones.

El siguiente homenaje, apareció en una revista por los años treinta y tantos, con motivo de cumplirse cuatro años de su desaparición física. Es muy grato para mí revivir este sentido recuerdo redactado por quien solamente aparecieron sus iniciales. Y en el cual me siento identificada en el sentir por tan sabio SER:

HOMENAJE

Mario Roso de Luna

- Se ha cumplido un nuevo aniversario de la desencarnación del sabio teósofo, cuya ingente figura se agiganta al alejarse el tiempo, porque era de esas grandes almas (Mahatmas, en sánscrito), que tienen pasta de conductrices de hombres, y a quienes estos, agradecidos, inmortalizan en los altares de la cultura, en los poemas de su tradición, o en los mitos que condensan la flor de la sabiduría.

Todo lo supo, todo lo amó, todo pudo serlo: se contentó con ser llamado teósofo. Sus discípulos de ambos continentes no podemos olvidar su saber estupendo, su bondad franciscana, su extraordinaria fecundidad intelectual, su actividad infatigable, asombro de su ambiente. ¡Quién pudiera imitarlo, aunque fuera en miniatura!

¡HONOR ETERNO A SU MEMORIA!