CUIDE USTED SUS PENSAMIENTOS

Examine sus pensamientos y encontrará que muchos tienen espinas.

Tales pensamientos hieren, aunque siempre dañan más a los que los albergan que a quienes van dirigidos.

Cada pensamiento hostil, rencoroso, denigrante, envidioso, obsceno, difamante u ofensivo es como un aguijón y una parcela de veneno y tiene que producir sus efectos correspondientes, tanto en quienes los sostienen en su mente como en aquellas personas para quienes van dirigidos, y en fin en todo el ambiente de tales personas. Tales pensamientos ennegrecen el ambiente, turbian el alma, amargan el corazón y exaltan las bajas pasiones. Cuando se piensa así, aun cuando se entretiene ideas malsanas o de errores, maldiciones o bien de difamación, se debilita el propio talento, confunde la propia mente, obnubila el propio poder de la voluntad, se crea una maligna atmósfera fluídica que perjudica de pronto la salud física y pervierte el carácter y en fin se rebaja el ser a sus condiciones mas ínfimas, negativas y desastrosas. Y si es cierto que las fuerzas se difunden y combinan, es natural que tales pensamientos, que son fuerzas mentales, crean condiciones fatídicas tanto en el ser como en su rededor ambiente, y asimismo promueve o predispone circunstancias en igual sentido que el tenor, la sustancia o las características de lo que PENSAMOS.

Y si expresamos nuestros pensamientos detrimentosos en forma de palabra, son igualmente nefastos. Tanto la palabra como el pensamiento constituyen formas de FUERZAS, de energía en vibración, que llevan las características del ser que produce tal impulsión y tienden a afectar en modo correspondiente y proporcional a sus características o cualidades, cada fibra de las personas a quienes van dedicadas, creando la consiguiente perturbación, aun sin percatarse de ello y las más de las veces sin que nadie lo crea! . . .

Por eso se puede medir la grandeza y la importancia de los individuos por su manera de pensar y su modo de expresarse. Las almas bien nacidas o cultivadas, decentes, dignas, nobles, tienen solamente PENSAMIENTOS bondadosos, generosos, constructivos, plácidos, compasivos, afectuosos y enaltecedores y sus PALABRAS revelan siempre gentileza, dignidad, cordura, dulzura, firmeza adamantina y altivez edificante. Tales individuos son genuinamente selectos y merecen toda suerte de bienaventuranza, pues son sinceros y conscientes. ¡Esos individuos son, verdaderamente, los únicos que hacen honor al género humano y que iluminan sus colectividades! ¡Ellos son los verdaderos Grandes de cada pueblo, de cada raza, de cada época! . . .

No importa cuál sea la circunstancia, ¡TU! Cultiva el buen PENSAMIENTO y la bella PALABRA; para esto, no es menester ser un Pico de la Mirándola ni un Rabindranath Tagore: basta ser sincero y querer inalterablemente ser decente. ¡Así, cualquiera puede ser genuino y digno Príncipe y Vate merecedor de todas las alabanzas, pues lo que engrandece de veras al ser son sus PENSAMIENTOS debidamente cultivados.

Di, TU, Hermano mío, cómo son tus pensamientos? ¿Son como saetas y cardos, o bien son como perfumes envolventes o rayos solares que incesantemente brindan salud, alegría y felicidad por doquier?  

Pr. OM Cherenzi-Lind
(Caballero del Cisne)

Tomado de:
Revista Ciencia y Conciencia
Vol. II , Dic de 1937 (2481)
Reeditada por Revista ARIEL, 21 de diciembre de 2013