Editorial:

“…Todo el mal de nuestra época no pertenece en realidad a nuestra época. Es un mal hondo y viejo, un mal de la entera humanidad….”

¡GUERRA, GUERRA, GUUUUEEEERRRRAAAA!

Tomado de: Revista Ariel Nº5. Vol. 2., Septiembre de 1939

¡EL MONSTRUOSO MOLOCH de la matanza y la destrucción burda, estúpida, perversa y satánica ha vuelto a hacer de las suyas en este mundo, desgraciadamente para todos los seres humanos vivientes…!

¡Los viejos pueblos están de nuevo embistiéndose con arrestos de brutalidad sin nombre, dejándose poseer por la más execrable de las divinidades: Marte!

¡Otra vez la hornaza…! ¡Después de 21 años de preparación que siguieron a la más espantosa de las carnicerías, que duró cuatro años…!

¡Manes fatídicos parecen inspirar a estos pueblos maniáticos que dirimen sus diferencias, resuelven sus terquedades y satisfacen sus pasiones con medios indignos de caballeros y de gente culta y con una saña de brutos en competencias de barbarie…! ¡Esto, en pleno año 1939, después de siglos y siglos de religión, de filosofía, de pensamiento y de fe en Dios todopoderoso…! !Cuánta cobardía y villanía en todo esto…! ¡Cuántas turpitudes de alma y miserias de conciencia en estas fallas de carácter y de la dignidad humana…!

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¡Pero, suceda lo que sucediere, no nos dejemos vencer por ninguna visión fatalista ni por el temor de todas las posibles calamidades!

La guerra no conoce límites ni códigos. El hombre en guerra es una fiera sin sentido moral ni concepto de la cordura. Pero no porque unos cuantos millones de hombres enfurecidos allá en los campos de las antiguas culturas se ensañan ahora con fiereza heroica y con una perversidad indigna hasta de las fieras que nada saben de humanismo ni de civilización, vamos a dejarnos subyugar por ese Moloch incoherente y perverso, nosotros que vivimos bajo el hermoso cielo de América, donde todas las promesas de un grandioso futuro se acentúan cada día más, y más aún frente a las viciosas decadencias fratricidas y anticulturales de Europa.

La guerra en Europa significa el fin de una civilización y la anulación de las culturas. Marca también el despertar rotundo del Nuevo Mundo.

Los países de América han de surgir, ahora, con vibrante pujanza y dar muestra de sus inmensas reservas de cultura y de dignidad humana.

La hecatombe de España debe servirnos, ahora más que nunca, de inolvidable lección. Todos los derechos humanos conculcados y pisoteados en ese rincón de Europa han de perecer ahora en el Némesis de una Europa entera en llamas y con sus peores pasiones en brutal exaltación.

Nosotros, aquí en América, debemos permanecer serenos y expectantes, ante estos descalabros fatídicos de la naturaleza humana y tropiezos en que más de 19 siglos de decantada salvación y democracia caen en los desagües de las más inmundas, asquerosas y despreciables ignominias.

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Colombia nada tiene que temer de esta guerra. La democracia en vigencia en este país es un seguro contra todas las fatalidades inhumanas de otras latitudes, una garantía contra todas las iniquidades que otros pueblos glorifican con actos de salvajismo desconcertante y de barbarie descorazonadora. Los fuertes de alma nunca se envilecen con pequeñeces ni se dejan arrastrar a los desmanes de la indignidad santificada por el derecho de la brutalidad, de la matanza legalizada y la destrucción sin respetos ni condiciones.

Tampoco hay nada que temer aquí por lo que pudiera suceder como consecuencia de este mero descalabro de la moral y de la dignidad humana allá en los campos y las ciudades de la creyente y tradicionalista Europa. Colombia es una nación riquísima y joven, con posibilidades incontables, ilimitadas. Ahora, va a recibir los impulsos que necesitaba para desarrollar sus recursos de todos los géneros, ya sea de carácter material o moral.

Lo importante, naturalmente, para que Colombia surja engrandecida de esta locura exaltada y morbosa Europea, es que no se deje afectar, mentalmente, por "lo de allá"…!

¡No nos dejemos traumatizar la psiquis con las noticias de esos pueblos que proclaman el derecho de la Justicia pero destruyéndose mutuamente, y que pregonan sus anhelos y disposiciones de hacer una "Guerra humanitaria"….!

A los pesimistas y llenos de temor, les diremos que el desquiciamiento europeo no podrá alterar en mucho la situación actual, en lo moral y económico de la América, y de Colombia en lo particular, porque hace más de tres años que el mundo viene viviendo en estados de zozobra y confusión y actos de violencia y de demencia absurda y abyecta, que la guerra declarada no vendría a empeorar mayormente. Aumentarán los peligros, ¡pero también crecerá la cautela…! Y con todo eso, la América tendrá que resolverse a no depender de Europa para sus mercados; en lo cultural, hace tiempo ya que Europa está en positiva bancarrota y no es capaz de producir nada apreciable y dignificante que aquí en las Américas no haya sido superado. Por lo tanto, lo único que hay que hacer, frente a la hecatombe fatal de "La Bas", es disponerse, por acá, a enfrentarse a las circunstancias y utilizar la plena capacidad de nuestras posibilidades, creando nuestro propio mundo, nuestra propia civilización, que supere, naturalmente, de manera obvia y congruente, las providencias y experiencias malignas de la desquiciada y caótica Europa.

Conservando nuestra serenidad, no perderemos el equilibrio de nuestras fuerzas, y entonces nos será dable formar nuestra propia vida, al margen de las ignominias y torpeza brutal de "Allá". Y sobre todo, empeñémonos en crear instituciones y orientarnos hacia derroteros de vida ciudadana verdaderamente dignificantes y constructivos, para no vernos NUNCA JAMÁS constreñidos a apelar a los recursos fatídicos que ahora presenciamos en esa Europa llena de acentos de heroísmo de desesperados y de inconscientes enregimentados por "Frankestein"!

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Y a los que todavía conservan el corazón puro y el alma con espacios para la nobleza y aspiraciones de dignidad, debemos decirles: ¡NO TEMAN NADA!

¡La Guerra Universal en nada afectará jamás el Verbo Espiritual!

¡Ya lo hemos visto en la brutal batahola de 1914 a 1918: murió el romanticismo y surgió la tecnocracia, pero también se difundió de manera insospechada el espiritualismo!

Ahora más que nunca, el mundo, la humanidad, mejor dicho, está necesitada de una prueba tremenda, que la haga surgir del marasmo y de las turpitudes en que se halla engolfada. Las calamidades y la inconsciente crudeza del salvajismo que ya se deja adivinar en medio del despliegue de la ciencia al servicio de Marte, habrá de despertar la Conciencia Humana, la cual no podrá permanecer por más tiempo dormida o impávida. Si del caos del año 1918 surgió el comunismo criminoso pero idealista, esta vez aparecerá una humanidad cansada de evangelismos prometedores, más confiada en sus propios esfuerzos y en sus fuerzas innatas. Así aparecerá, en fin, en la humanidad, la posibilidad final de una genuina Espiritualidad.

----------------  A los Miembros de la benemérita UNIVERSIDAD ESPIRITUAL, NADA TENEMOS que aducirles, pues bien saben que el desenvolvimiento de los acontecimientos responde a encauzamientos determinados.

Nuestra labor se justifica ahora más que nunca, y es en estos momentos de "crisis de carácter humano" cuando se hace más indispensable el mantenimiento de nuestro Verbo de Cultura Espiritual. Mientras la tea incendiara se glorifica con la barbarie de Europa, nosotros rendimos culto consciente a nuestra Cultura que minuto por minuto conduce a la superación Divinizadora de nuestro ser.

Nuestras enseñanzas y prácticas nos colocan cada día más por sobre el panorama de las villanías, pasiones y deficiencias humanas, y por ende también fuera del alcance de la desolación, la ruina, el dolor, las angustias y las pasiones bastardas que engendran la guerra. Por eso NO PODEMOS DEJARNOS AMILANAR NI AFECTAR NEGATIVAMENTE por la guerra de Europa, como tampoco por las insidias y las inquisiciones de los fanáticos necios que existen en todas partes del mundo.

La UNIVERSIDAD ESPIRITUAL, pues, se apresta para mayores labores, y con esta perspectiva de amplitudes inevitables y cada vez más necesarias, recomendamos a nuestros Miembros más CORDURA, más SERENIDAD, y mayores ESFUERZOS DE SUPERACIÓN ÍNTIMA.

Aquel que se domina siempre puede dominar a los demás. ¡Esclavos somos cuando nos declaramos vencidos sin haber merecido el triunfo…!

Fortalezcamos aún más nuestra alma, y formemos en nosotros un carácter de titanes dignos de una suerte magnífica, y sobre todo, no nos olvidemos de que somos los zapadores de una civilización nueva y superior, los superhombres en hechura que han de dar consistencia de Era Nueva al Nuevo Mundo.

¡Todo es posible cuando hay el anhelo indisoluble de triunfar en la vida!

Pr. OM Lind Schernrezig