Editorial

CIVILIZACIÓN

Tomado de: Revista Ariel No.31 Vol.3, 1941
Y del Libro “PAZ” Selección de Artículos del Pr. OM Lind Schernrezig

 

¡Los civilizados están de pláceme! Millones y millones de seres que se precian de humanos y se vanaglorian de cristianos (¡triste ironía!), hijos de Dios, escogidos de Dios O bien simplemente hermanos, no tienen otro pensamiento que buscar la manera de cómo vencer a sus enemigos…

¿Y quiénes son los enemigos? ¡Pues otros seres humanos, con idénticas pretensiones y con igual presunción, con afanes similares y con ambiciones exactamente semejantes, diferenciándose tan sólo en los métodos para lograr plena satisfacción en sus inquietudes y desesperadas ansias!

¡Son civilizados y orgullosos de serlo!

Civilización es vivir "modernamente", aunque sea al precio de todas las vergüenzas y a despecho de todas las ignominias…

Se pregonan altísimos principios de bondad y virtudes de esencia divina, revelados… o conferidos, empero al propio tiempo se odia, se expolia, se masacra, se destruye con más empeño, más cinismo y mayor saña que se consigue blasfemar. ¡Civilización parece no ser otra cosa que la más expedita eliminación de los obstáculos, sean estos cosas o personas! - ¿Qué zutano o mengano dificulta nuestros planes de conquista y triunfo? - ¡Pues a eliminarlo por la difamación, o por el crimen! - ¿Qué una nación aservilada o anonadada puede servir a viles designios de imperialismo? - ¡Pues a subyugarla, anexándola, ocupándola a tropel de feroz destrucción y sanguinaria matanza! - ¡Siempre se consigue justificarse! - ¡Siempre se consigue estar en gracia con la divinidad sempiterna! ¡Y los CIVILIZADOS van así a paso de vencedores con ambiciones y armas BENDECIDAS por los frailes que se dicen ir regando por el mundo los aromas del amor que enseñara el Cristo, pues glorifican su credo y gozan del beneplácito de sus altos sacerdotes! - (¡Qué ironía!) en nombre del Cristo - todo amor - se va con arma en ristre a dar muerte a los hermanos en la humanidad, y causar desolación y tristeza infinita en la humanidad débil y enferma, todo esto en nombre de una falsa religión que fundamentándose hoy en la ambición y el egoísmo está haciendo todo lo contrario de lo que enseñara el divino Instructor.

¡Cuántas regiones de la tierra están hoy en llamas, atropelladas por huestes vandálicas y sanguinarias que siembran miserias, desolación y desesperación, odios y siniestros, infamias y cinismos! - ¡es la CIVILIZACIÓN en estruendosa y gloriosa marcha hacia su porvenir! - ¡por una parte se destruyen vidas y haciendas en nombre de Cristo-Dios y por otra bajo la acerba de un Budha Ídolo: parece una debacle de deidades morbosas y desesperadas que utilizarán a los hombres para ventilar ignotos designios ajenos a la vida, infundiendo en ellos ansías y motivos idiotizadores, embrutecedores…!

Los hombres civilizados se baten, se maldicen y se destruyen llenos de ira, de venganza y de goce. ¡Con tal de salir con las suyas, no importa mucho los medios y los métodos; lo preciso es eliminar al enemigo, aunque tenga los mismos propósitos, y la misma divinidad inspiradora! ¡La consigna es vencer, cueste lo que costare, aunque se fomenten ruinas y se siembre miserias! ¡Lo primordial es que salga triunfante la psicosis, la ambición sátira, el encono morboso, la ideología arbitraria o la fantasía propia!

¡Y para estos gladiadores modernos, tarados, casos clínicos todos, salvajes por elección propia, no queda nada respetable en el mundo ni en el entero universo!

¡Hay que DESTRUIR! Se bombardean hospitales, se hunden barcos mercantes o de pasajeros, se incendian ciudades indefensas, se ametrallan masas de refugiados, con mucho más gusto que una buena lid guerrera, pues toda destrucción de cosas o de vidas son triunfos! ¡Son puntos ganados por la CIVILIZACIÓN! ¡Así sigue el macabro festín, la desoladora siembra del modernísimo Olimpo!

Los hombres convertidos en dioses crean su propio infierno. (Oh Dante! ¡Oh Shangai, Etiopia, España, Lusitania, China, Chaco! ¡Oh flamantes civilizados)

¿Y para qué todo esto? -¡Nadie lo sabe, nadie lo piensa. Lo interesante, ahora, es dar rienda suelta a los arrestos de matarife ingénito! ¡La Civilización festiva de actualidad es el entronizamiento del derecho de los fámulos, de los reclutas enaltecidos, de los rebeldes en rebeldía, de los ignaros y fracasados que saben hacerse aplaudir por sus gesticulaciones teatrales!…

Ni la dignidad, ni la honra cuentan ya; lo importante es triunfar, aunque sea matando y asaltando derechos ajenos. ¡Es el reinado de la falacia y del embuste, del oropel y de los "sub": sub-valor, sub-quilate, sub-humano, sub-alternos arrogantes, impávidos, audaces, cínicos y siniestros!…

Y nunca se ha hablado hasta ahora de PAZ, FRATERNIDAD, Y DECENCIA. ¡Si, se pregona a voz en cuello PAZ! ¡Sí, se hacen conferencias internacionales! ¡Las fraternidades están todas en efervescencia en sus proclamaciones del derecho del hombre!… ¡Y se decantan la decencia con estridencias esquiliadas, virgilianas!… Pero. ¡Cada paz es fermento de nuevas guerras! ¡Cada fraternidad es enemiga de otras! ¡Y, en fin, la decencia consagrada es la del bribón con éxito momentáneo!

¡Se creó una LIGA DE NACIONES para hacer triunfar estos bellísimos ideales, pero cada descontento se vuelve contra ella! ¡Oh Japón, Italia, Alemania! ¡Pobre España! ¡Pobre China!

¡Todo es burdo, absurdo, sencillamente descorazonante! ¡Las religiones con sus omnipotentes aliados celestiales ayudan a proporcionar las armas para la destrucción; la Liga de las Naciones, con sus brillos funambulescos de genuina civilización, no logra evitar la fatídica farándula carnavalesca de esos infernales monstruos! ¡Los civilizados siguen en sus endemoniadas brutalidades y triunfa el Verbo Maléfico de los energúmenos con sus instintos sueltos!

¡CIVILIZACIÓN!… ¿Qué podemos esperar de un régimen que consagra y legaliza la destrucción por sistema y la matanza como deber, que glorifica la expoliación y "diviniza" el fratricidio, que tolera y hasta recomienda todas las infamias por derecho de conquista? ¡Nada!…

Para mayor provecho de semejante estado de cosas, se inventan todos los días novísimos artefactos de destrucción. Ya se habla de rayos eléctricos que descomponen las máquinas de aeroplanos y tanques; otros rayos que inflaman los depósitos de gasolina; dispositivos foto-eléctricos que hacen explotar minas o polvorines; gases envenenadores de acueductos; gases letales contra los cuales nada pueden las caretas, haces de luz enviados por potentes reflectores llevando fuerzas destructoras; proyectiles de largo alcance llevando gérmenes mortíferos, modificaciones del aire que destruyen los pulmones; contaminación del aire de tal modo que la epidermis humana se cubra de llagas al entrar en contacto con él, lepra galopante… ¡La apoteosis de la química y la electricidad! ¡La Ciencia al servicio de la destrucción!…

¿Quién piensa en hacerle guerra a la guerra?

¡Nadie piensa en protestar siquiera! ¡Etiopía, España, China etc.; cuántas novísimas experiencias de coloniaje por la fuerza bruta y con la venia de los omnipotentes representantes de la Divinidad… ¡Y nosotros hemos sido los únicos en condenar esta fatálica lubricidad; pero los "civilizados" están demasiado ocupados para hacernos caso.

Tibetano