Palmira, noviembre 16 de 1942

 

Señor Don …

Muy caro Hermano

Saludo muy efusivamente a su persona junto con el grupo de nuestros muy comprensivos hermanos conscientes del papel que desempeñan en los luminares, como me lo muestran las diversas actas que he leído con atención, y donde se nota la buena armonía reinante, así como el deseo de progresar y de servir.

Servir a los demás es la misión del discípulo que debe estar atento para poner en juego todos los recursos a su disposición para la mayor actividad posible, en el sentido del despertar consciente de todos los de buena voluntad que nos rodean.

El discípulo debe sentir en sí ese deseo como una necesidad, eso es verdadero amor a la humanidad y así se llega a ser un real exponente de la expresión vital en este planeta.

Luchar por conseguir conocimientos dentro de la realidad en la cual vivimos y tratar de hacer comprender a los demás lo poquito que hayamos podido conseguir, es obrar conforme a los fines de una evolución trascendente. Es comprender en algo la finalidad de la existencia humana.

Vivir eufóricamente y en armonía con el infinito, es escalar los peldaños de la sagrada ciencia. Lograr el dominio mental es un gran paso dado para llegar a participar al manejo de las energías y poderes superiores y emplear esos logros para el resurgimiento de los seres a la realidad de la vida es todavía superior, es sublimación y abrirse caminos de luz para nuevas y poderosas conquistas.

Debo dar a Uds. mis felicitaciones por la seriedad y el amor con que están llevando las prácticas del Luminar y desearles plenos y positivos éxitos en labor en que están empeñados.

Espero noticias de Uds. que leo siempre con agrado sincero.

De Uds. su hermano en la Gran Obra

V. Hamsa

Instructor