Al Sr. SECRETARIO GENERAL

DE LA III ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS

Con SEDE EN PARIS.

 

SEÑORES DELEGADOS

En nuestros propios nombres y calidades, como Jefe de la Gran Asamblea de Sabios e Instructores Espirituales del mundo (Aghartha), en virtud de los poderes que me han sido conferidos por diversos Movimientos filosóficos, culturales y fraternales (tanto de Oriente como de Occidente), tenemos el honor de hacer llegar a ustedes un Mensaje circunstancial con ocasión de los importantes motivos que os reúnen y de la gran Obra que tenéis que llevar a cabo.

En breve llegaremos a Paris, a fin de seguir mejor vuestros trabajos y esperamos llegar a tiempo para asistir a la Inauguración de la Asamblea. No se puede disminuir la trascendental importancia de las palpitantes cuestiones que afectan a un mundo enfermo, en completo desorden y sin el menor vestigio de Paz. Es posible que tengamos la oportunidad de llevaros la asistencia de los Valores Espirituales y de los Principios Universales que representamos.

Sentimos gran satisfacción delante de vuestra enorme labor para solucionar los problemas que afectan a un mundo pleno de miserias, turbulento y fatigado de sufrir males que no están acordes con el Idealismo de las edades pasadas. La hora actual reclama almas mejor preparadas, sacrificios ejemplares y un celo susceptible de realizar soluciones liberadoras tan radicales como sean necesarias.

La humanidad no puede subsistir con esquemas ideológicos de los que somos los tristes herederos.

Nos permitimos llamar vuestra atención al Mensaje que os dirigimos con motivo de la II Asamblea General de la ONU, en donde precisábamos las condiciones ineludibles que reclamaban entonces las circunstancias. Desgraciadamente, nuestra voz no fue escuchada, y he aquí, un año después, un mundo más atascado todavia con sus problemas, y pleno de una psicosis de guerra, de incapacidad moral y de impotencia espiritual. Naturalmente, las Naciones Unidas consideran los problemas del mundo, únicamente, desde un punto de vista político, y por qué no decirlo, sin fundamento preciso y no es, por consiguiente, de esta manera, como se resolverán los graves problemas del mundo.

La tragedia humana es, en esta hora, más profunda que nunca. La esperanza del mundo descansa en la capacidad de las fuerzas dirigentes, pero, confesémoslo sin temor, esto no puede hacerse más que por una Moral de fundamento universal y por medio de los Valores positivos del Espíritu, los únicos que son eternos.

Es preciso convenir, que la solución de los problemas del momento no puede ser de carácter local o sectario. Todo acuerdo o concepción limitada presupone un exclusivismo, y en nuestros días, los problemas humanos están demasiado generalizados para no reclamar una solución universal. Por otra parte, la evolución social de la humanidad conduce gradualmente a una concertación humanitaria fundada en un sincretismo conceptual ingénito del Espíritu, ya sea de la Esencia vital del hombre o del Universo. La Unidad biológica y espiritual del individuo, en conexión con el Universo, es cada día más evidente.

Es oportuno que os ofrezcamos este Mensaje, y que olvidemos nuestros egoísmos sectarios de orden religioso y político, a fin de dar sitio a un Humanismo Espiritual desprovisto de las groserías y crueldades del materialismo victorioso. En esta hora crítica en que la humanidad bordea los dramas y riesgos de las más grandes tragedias jamás conocidas hasta hoy, nosotros debemos hacer triunfar los Valores del Espíritu así como los Principios Universales.

Naturalmente la grandeza de esta Obra, descansa en las graves necesidades de la especie humana, que no han sido consideradas, hasta el presente, mas que de una manera romántica y promulgadas bajo forma lírica.

Mientras tanto, la Humanidad sufre y actúa bajo el peso de problemas que son la contradicción misma de los Ideales y Preceptos morales que el hombre gusta de ensalzar. Por consiguiente, es necesario establecer, en primer lugar, las condiciones indispensables destinadas a servir de base a una renovación total de la civilización moderna.

Es preciso reconocer la Autoridad de los Poderes Eternos y de los Atributos Divinos, base de la Vida misma. Sin esto, todas las decisiones que se tomen no serán más que remedios temporales sujetos a las limitaciones y accidentes del proceso natural de la Vida.

El hombre tiene el derecho y asimismo el deber de proponer, pero debe tener tambien la Sabiduría y el mérito de mantenerse a la altura de las armonías supremas de la Naturaleza que inspiran la Majestad del Universo. De esta Comunión, solamente, puede salir la gran solución del problema humano.

Oíd bien, Señores, las advertencias hechas por los acontecimientos de la Historia y proclamados con insistencia por las trágicas circunstancias actuales.

Nuestro primer paso, estamos convencidos, consiste en inspirar a la humanidad entera, una confianza susceptible de servir de garantía y ser un manantial de respeto para todos. Es necesario, urgentemente, reeditar y poner en vigor los magníficos preceptos de la Carta del Atlántico, bajo forma de Código Internacional de la Nueva Edad, y en fin, desenvolver una dinámica capaz de garantizar de una manera definitiva la plenitud del Hombre como célula, micro-organismo y vehículo de las Fuerzas Universales.

Es necesario asimismo, que ante todo aprendamos a meditar bien, a fin de poder utilizar mejor nuestras fuerzas mentales y vitales, de tal manera que dominen a los imperativos instintivos y a las turbulencias pasionales. Es evidente, como vemos a la luz de los hechos históricos, que el hombre no ha alcanzado todavia este alto grado de capacidad rehabilitadora y creadora. Roguemos, asimismo, a fin de utilizar mejor las poderosas energías que reposan en el fondo de nosotros mismos y nos unen a la común Fuente Universal de la Vida. Nosotros creemos que el destino de toda la Humanidad descansa en esta condición, la cual puede servir igualmente de base para la expresión de un Genio Rector realmente Humano y Universal.

En vista de la paradójica oposición entre las posibilidades infinitas del hombre moderno y del choque de sus propias pasiones, nos es necesario establecer una Co-Humanidad y realizar una filosofía de sentido universal por las cuales el hombre podrá volver a su condición primordial de Ciudadano del Mundo y de verdadera Entidad Divina.

La tercera Asamblea General de la O.N.U. podría bien ser la última de las reuniones de este orden, si continúa haciendo el juego a las fuerzas dirigentes de la civilización materialista que sufrimos actualmente, y si se deja dominar por las fuerzas saturninas nefastas que hacen imposible en este mundo, la Justicia, el Orden y la Paz. Si dejamos, como al presente, nuestro planeta a merced de los intereses egoístas y procedimientos de violencia, la Humanidad entera pagará las consecuencias con guerras interminables que conducirán a su destrucción cierta.

La renovación general que os indicamos aquí, está inspirada por nuestro profundo Amor hacia nuestros semejantes y tambien por el deseo de ver triunfar vuestros esfuerzos. Nosotros quisiéramos ver el establecimiento de una Rehabilitación económico-social y espiritual sobre bases científicas que garanticen el predominio de los Valores del Espíritu y la prioridad de los Principios Universales. Puesto que tenéis en vuestras manos los Poderes de Regencia legal sobre el mundo, es vuestro deber asegurar tal acontecimiento en la humanidad, por un procedimiento de acuerdo con las necesidades del hombre. Es necesario, pues, adoptar un método susceptible de responder a las necesidades imperativas actuales, y para no chocar con nadie evitar todo espíritu de hegemonía. Es necesario, tambien, condensar los principios morales y religiosos de todas las filosofías de todos los tiempos, por medio de una Síntesis ideal y de un sincretismo vital que garantice, naturalmente, su aplicación práctica en provecho de toda la Humanidad.

He aquí, a continuación, nuestras proposiciones fundamentales, concernientes, a las actuales condiciones, si queremos verdaderamente resolver los problemas que atormentan, esclavizan al hombre y ensangrientan el mundo:

  1. Establecimiento de una Moral Universal.
  2. Creación de un Parlamento Humano al que estarán subordinados todos los Imperios, Uniones, Trusts, Sindicatos, Sociedades internacionales, así como los Idealismos geopolíticos y los sectarismos religiosos.
  3. Creación de una Confederación Mundial de Pueblos autónomos.
  4. Garantía a todos los pueblos de sus Derechos de Independencia, de sus desenvolvimientos sociales, economicos y culturales, de sus expresiones espirituales y de los asuntos de su Soberanía.
  5. Declarar la guerra fuera de Ley humana.
  6. Abolición de los campos de concentración y de persecuciones a las minorías.
  7. Abolición de las fronteras geopolíticas, así como de todas las barreras sectarias, doctrinales o tradicionalistas.
  8. Creación de un clima moral y espiritual, así como de condiciones económico-sociales capaces de garantizar la Paz Universal.
  9. Garantía de Libertad de Conciencia y de expresión para toda persona y para toda colectividad.
  10. Establecimiento de la Ciudadanía Universal, comenzando por las “P.D.” (Personas desplazadas), Objetores de Conciencia, los Pacifistas, todos los representantes de los Cultos, y en fin, todos los Idealistas que laboran en pro de la Evolución Humana y de la Paz Universal.
  11. Abolición del VETO en la O.N.U. e incorporación en el seno de ésta, de todas las naciones existentes o de creación futura, y en fin, elección de Delegados Oficiales por el Pueblo, en vez de los nombramientos Gubernamentales.
  12. Adopción de un Pasaporte Universal, asegurando una perfecta garantía a todos los Ciudadanos del mundo.
  13. Garantía para todos de circulación y de comunicación con todo el mundo.
  14. Restablecimiento del ser humano en sus derechos naturales, universales y espirituales y garantía del pleno goce de ellos.
  15. Creación de una Economía mundial unilateral y controlada, así como de una sola moneda mundial garantizando los derechos económico-sociales de todos. Abolición de los Ejércitos de las naciones, a excepción de las fuerzas de Policía interna.
  16. Abolición de los Penales y Prisiones, substituyéndolos por Institutos Educativos y Rehabilitadores.
  17. Creación de un Servicio de Seguridad Social, a fin de asegurar a todos el derecho y la obligación de vivir honestamente, progresivamente, sin temor ni enfermedad, y en plena satisfacción.
  18. Supresión de las fábricas de armamentos y de artefactos destructivos.
  19. Internalización de los productos necesarios y vitales para la humanidad o susceptibles de llegar a serlo.

Vemos aquí una completa ampliación del horizonte humano y una plena dilatación de la Conciencia individual, lo que representa una reintegración del hombre en la Naturaleza Universal, y en fin, el respeto del hombre por el hombre, en todos los planos de la Vida.

Prosigamos nuestra Obra en esta dirección y resolvemos todos los problemas que nos abruman. Más todavia, garantizaremos nuestro propio respeto y obtendremos con justo título, el de nuestros semejantes.

Aprendamos a ser verdaderos Servidores de la Conciencia y de las necesidades del hombre, verdaderos Caballeros del Espíritu, y alcanzaremos con toda certeza la suprema dignidad que inspira el Verbo Divino.

Nosotros os ofrecemos para la mejor realización de vuestra Obra, todo nuestro apoya moral y Dinámica Espiritual.

Permitidnos, Señores, desearos sinceramente el más grande éxito del que la humanidad tiene tanta necesidad en nuestros días. Por nuestra parte, nosotros prometemos ayudaros tanto como sea posible desde el Plano Espiritual a fin de orientarnos y protegeros.

Recibid, Señores, la expresión de nuestra sincera admiración así como nuestra Bendición de Paz, Santidad y Protección para vuestros Países, vuestras personas y la Humanidad entera regenerada por la Comunión Espiritual indisoluble.

MAHA CHOHAN

Jefe Espiritual de la Nueva Edad

Darjeeling (India), 18 septiembre 1948.