Universidad MundialCientífico EspiritualSección Educativa: ALIANZA UNIVERSAL Centro de Conciencia Espiritual ESCUELA DE ALTA SABIDURÍA (BODHA)
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Lección Especial No. 1
Por el Venerable Maestro K.H.
La Habana, el 5 de marzo, 1951.
Ante todo, es preciso comprender bien lo que se busca, es decir, lo que se quiere.
No se puede abordar los misterios de lo infinito sin poseer antes una especie de Carta Magna y una norma de conducta.
Los individuos son lo que son a causa de las múltiples peripecias de la vida, pero es preciso discernir bien que cada momento de nuestra historia representa una condición de conciencia y, si se quiere, en alguna forma, el modo de comportarse momentáneo de nuestra mente y el poder efectivo de nuestra voluntad. He ahí en lo que se resume, en cualquier momento, nuestra vida. Pero no alcanzamos a llamar a las puertas del Verbo Eterno más que cuando estamos cansados de sufrir, y cuando las amarguras de la vida empiezan a provocarnos náuseas, o bien cuando por remordimientos de conciencia nos conmovemos ante la banalidad de nuestra existencia, ante nuestra falta de comprensión o de justificación. Uno de los grandes motivos que nos sitúa frente a frente con los misterios del Universo, es también la falta de felicidad, de paz o de libertad, que sentimos en lo más íntimo de nuestro ser.
Nos encontramos, pues, en una gran encrucijada de la Historia y nuestro encuentro representa para ustedes un punto trágico en la elevación hacia lo Infinito. Ustedes se encuentran en un atolladero en cuanto a saber, sentimientos y voluntad. Por supuesto ustedes no saben a dónde dirigirse o qué hacer. Tienen ustedes, sin embargo, un profundo presentimiento de que este es el punto de inflexión en la vida para ustedes.
En realidad, la evolución humana no puede pararse más que cuando termina. Si todo lo ven sombrío, si han perdido toda esperanza, es sólo porque están desorientados o, si lo prefieren, porque los golpes y los problemas de la vida les han apaleado. Pero nunca es demasiado tarde para regresar a un estado saludable y para buscar su propia rehabilitación.
Si ustedes han llegado a este punto, es, en efecto, que sus pensamientos y su modo de vida, anteriores, no han colmado sus esperanzas y no han conseguido tampoco lograr su rehabilitación. Han quedado sin justificación mientras los llevaron a los callejones sin salida de la desesperación y al caos de la incertidumbre. La duda corroe su alma, y el punto neurálgico de su debilidad íntima es la falta de confianza en ustedes mismos. Eso basta para demostrar que todas las místicas son bálsamos del alma, pero de ninguna manera verdaderos remedios para los males que la afectan. Todas las creencias son buenas mientras neutralicen en nosotros los venenos de la vida, las desviaciones del alma y las malas disposiciones del corazón. En fin, todas las metafísicas, todas las filosofías y todos los cultos son buenos, mientras nos ayudan a soportar los trágicos atolladeros de la vida, pero demuestran su insuficiencia así como su inutilidad cuando el alma humana toma conciencia de su destino y se percata, por fin, de que pierde su tiempo en esfuerzos que no la rehabilitan y que no le garantizan tampoco ni la paz interior, ni la felicidad, ni el poder de servir, ayudar y proteger a los demás sin ningún espíritu de recompensa. Sobre todo demuestran su futilidad cuando somos impotentes ante los problemas y los imponderables de la vida, y por encima de todo cuando no nos libran del poder de destruir, odiar, maldecir e incluso matar.
Es verdaderamente trágico vivir bajo el dominio de prestigiosas ilusiones y de llegar a glorificar la mentira y el crimen, el odio tanto como el robo, en nombre de una doctrina sagrada o por la Gloria de Dios. Las almas débiles siempre son víctimas de sus propias esperanzas e ilusiones, y no son capaces de sondear su propia miseria, o de darse cuenta de sus mórbidas disposiciones.
Por ello es preciso un acto de supremo heroísmo para que el alma apresada por los dogmas y acostumbrada a la esclavitud de las tradiciones primitivas, sacuda el yugo de las potencias misteriosas surgidas de su propia creencia, y para que rompa con el pasado y se libere de las trabas creadas por unas ortodoxias amenazantes o maldicientes.
Cuando el alma se atreve a pensar en su porvenir, mirando al mismo tiempo con una cierta vergüenza, e incluso con desprecio, su presente, es que está a punto para iniciar su vuelo y emprender un supremo esfuerzo liberador.
Nuestra tarea, aquí, consiste en liberar las almas, fortificarlas y en fin sublimarlas. Lo que buscamos, ante todo, es el pleno despertar de la conciencia y su libre expresión más allá de todas las ataduras esclavizadoras y todos los compromisos envilecedores, a fin de transformar la vida para que sea compatible con las mejores aspiraciones del alma así como con los Principios inamovibles del Universo.
No apelamos aquí a los sentimientos rudimentarios de las almas gregarias y primitivas, ni a ninguna fórmula de mística deslumbrante o de pomposo tradicionalismo. Confrontamos el alma con sus propias realidades, y nos esforzamos en utilizar sus cualidades innatas y sus fuerzas más íntimas. No imponemos al individuo lo exterior, ni tampoco utilizamos la fe o la coacción como medios. Buscamos despertar el YO íntimo hasta provocar su expansión mediante la acción de sus propias aspiraciones y la dinámica de sus mejores disposiciones.
Es preciso comprender bien nuestra manera de actuar, porque en ello está la clave de su porvenir en el curso de la Iniciación Vital que ustedes se proponen seguir aquí. Sepan lo que quieren y esfuércense en alcanzarlo. De esta manera nunca perderán su tiempo durante sus esfuerzos y nunca tendrán motivos para lamentarse de las consecuencias ya que los resultados sólo serán los frutos de sus sacrificios y del fulgor de sus acciones.
BODHA quiere decir Conciencia Espiritual. Su tarea es, pues, cultivar unas condiciones íntimas, que les permitan desarrollar en ustedes aquellas que conducen a esta Conciencia Espiritual.
Más adelante sus realizaciones dependerán de sus propios esfuerzos sinceros, y de ustedes depende no dejarse arrastrar por las fuerzas contrarias o dejarse atraer por fangales decepcionantes. Sepan que, ante todo, deben desarrollar en ustedes mismos condiciones, cualidades certeras y, en fin, merecer las conquistas a las cuales aspiran. Las glorias de la vida dependen de sus victorias en el Sendero Iniciático.
Pero sepan, sobre todo, que las grandes victorias que hay que ganar deberán tener lugar en ustedes mismos. Es sobre ustedes mismos que deben trabajar a fin de poder elevarse hacia las alturas luminosas de la vida, si quieren, realmente, alcanzar las condiciones gloriosas de lo Infinito.
No les hablamos como sectadores y no estamos limitados por ningún dogma. Creemos en la rehabilitación del alma individual en cuanto se rebela contra sus propias debilidades y limitaciones. No dependemos tampoco de ninguna organización, ya sea de orden secular o temporal. Para nosotros la tarea consiste en educar, despertar, desarrollar, emancipar y, en fin, fortificar.
La BODHA no es ni un refugio para almas débiles ni un baluarte de fanáticos. No es más que una realización íntima, una conquista sobre las deficiencias del Yo y, en fin, un ímpetu rehabilitador hacia las realizaciones eternas.
Les doy la bienvenida a este Curso de Estudio que profundiza las realidades de la Vida, y les deseo los mejores éxitos y las realizaciones más trascendentales.
Sean pacientes. Aprendan a sondear la Naturaleza hasta descubrir en ella los últimos secretos. Atrévanse a desafiar su ignorancia. Cultiven los mejores pensamientos en un sentido práctico. Respeten los cultos, las creencias y la dignidad ajena. Busquen en el silencio la solución a sus grandes problemas. Refúgiense en ustedes mismos, para trazar mejor en la sincera meditación su destino, y esfuércense en llevar siempre una vida limpia, sana, alegre y constructiva.
Una vez recibidos, los Discípulos permanecen siempre Discípulos. Sin embargo, cada uno es libre, tanto en su fuero interno, como de vivir como quiera. Ocurre incluso que unos Discípulos fallan en sus mejores decisiones y falsean su destino prefiriendo evadirse de ellos mismos, extraviándose en fin del verdadero Sendero Luminoso.
Sin embargo, los Discípulos no cesan de plasmar su propia evolución y de proseguir el moldeado, constantemente renovado, de su personalidad. Que sigan sinceramente y honradamente el Sendero Luminoso, o que se despidan de su conciencia para emborracharse con las fuerzas envenenadoras y maléficas de la vida, siempre se trata de sus propios esfuerzos y de su conciencia individual. Siempre son responsables de las efusiones ilusorias, de los pensamientos o acciones de su propio YO íntimo.
Afortunadamente los Discípulos sinceros encuentran siempre su recompensa en sus realizaciones personales, mientras que los que no son constantes en sus aspiraciones ideales y dignidad siempre acaban sufriendo las consecuencias de su confrontación trágica con la vida, es decir, con el fruto de sus acciones, y tarde o temprano, pero siempre, vuelven al Sendero Luminoso.
Mientras el Discípulo es sincero, ve a su Iniciador, Le reconoce, Le ama y Le sigue. Cuando el Discípulo deja de ser sincero no puede ya reconocer a su Iniciador, no Le ve más y por consiguiente no puede ya ni comprenderle ni amarle.
Están ustedes ya introducidos en el mundo de la Luz Espiritual y Divina. Pueden renacer ahora, empezar una nueva vida.
Reciban mi Bendición Protectora.
K.H.