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Universidad Mundial

                    Científico Espiritual

Sección Educativa:
ALIANZA UNIVERSAL
         
Centro de Conciencia Espiritual
ESCUELA DE ALTA SABIDURÍA (BODHA)

 


Lección Especial II

Por el Venerable Maestro K.H.
(original en francés)

 

La Habana, 23 de octubre, 1950.

 

Queridos Discípulos míos:

Henos aquí de nuevo en el trabajo y en el cumplimiento de nuevos esfuerzos en la dirección de su Ideal. Me alegro por ello, y no demando más que vuestro adelanto y vuestro éxito en su vida de Discípulos de Sabiduría.

Estamos infinitamente UNIDOS todos, ensamblados, a pesar de la distancia geográfica y del tiempo que parecen separarnos. Nos reencontramos en el seno de la COMUNIÓN ESPIRITUAL incesantemente, y con la base en la sinceridad de nuestros corazones y la fuerza de nuestras almas. Ustedes están, algunos en Francia, otros en Suiza, otros más en Italia, en España, en Bélgica, en Holanda y en otros países del mundo, pero en realidad no somos ni distintos, ni estamos separados en el Reino Espiritual, y esto lo deben sentir bien en sus corazones, en el trascurso de sus meditaciones silenciosas o de sus momentos de intensa irradiación espiritual.

Para llegar a esta Rehabilitación, a esta realización elevada, en primer lugar, es necesario buscar su propia identificación con las fuerzas que uno considera como las mejores, o sea, las que responden a nuestras más íntimas necesidades de alma y de corazón, las que nos elevan, purifican, refuerzan y nos vitalizan en todo sentido. Estas fuerzas, a su vez, se sentirán atraídas por nosotros y se cumplirá entonces un fenómeno, más exactamente una fusión de fuerzas afines. En el dominio espiritual, el fenómeno de las fuerzas en acción se opera de una manera contraria que en el dominio material. En el dominio espiritual, las fuerzas afines se atraen y se funden. En el dominio material, son las fuerzas contrarias las que se atraen. Sin embargo, en el dominio espiritual, las fuerzas contrarias se rechazan, y en el dominio material son las fuerzas semejantes las que se rechazan. Esto da la llave de muchos misterios o fenómenos de la Naturaleza, y el Discípulo advertido debe estudiar muy de cerca estas cosas. No obstante, debe estudiarlas, no con un afán egoísta de conocimiento, sino más bien, para aprovecharlos y ayudarse a evolucionar en el trascurso de su vida y e Iniciación. En fin, el estudio de los fenómenos de la vida no debería nunca servir a otra cosa que al perfeccionamiento del individuo o de la vida social o material de los humanos.

Para integrarse a las fuerzas benefactoras espirituales, es necesario darse, primeramente, como lo he dicho muchas veces, a la relajación, a la concentración de la mente, y a la meditación diaria, corta pero fuerte e impregnada de una voluntad bien determinada y poderosa.

No se debe perder de vista que este proceso, Esencia misma de la Iniciación, implica la coordinación de tres fases, o sea: Pensamiento, Sentimiento y Acción. Se trata pues para ustedes de pensar bien, de tener en la mente unos propósitos y designios buenos, positivos, creativos y dinámicos; después, no entretener en el corazón sentimientos contrarios a estos buenos pensamientos de la mente, sino por lo contrario, unos sentimientos elevados, nobles y generosos; después no hay que olvidar buscar la acción, el comportamiento de uno mismo, en consonancia con estos pensamientos y estos sentimientos ardiente y pacientemente cultivados en nosotros mismos. Ninguna de estas tres fases debe descuidarse bajo pena de volver nulas las otras dos.

Sin embargo, detrás o más bien por encima de estas tres fases que son el pensamiento (Mente), los sentimientos (Corazón), y la acción (Ser Físico), tenemos otra cosa que determina nuestra condición total: es la Conciencia. Para hacerme comprender mejor daré un ejemplo. Tenemos un árbol. Tiene unas raíces, un tronco y unas hojas. Después produce una flor, unos frutos y en el fruto se encuentra la semilla que podrá dar nacimiento a otros árboles. No obstante, si un árbol es un árbol, no lo es porque tenga raíces, ni porque tenga hojas y un tronco. No es tampoco únicamente debido al hecho que produzca unas flores, unos frutos y una semilla. Por encima de esta condición de ser, hay una VOLUNTAD, una condición de PRESENCIA, de CERTIDUMBRE es lo que llamamos la CONCIENCIA. El árbol es árbol porque ha querido, quiere y querrá todavía ser árbol. Tiene una CONCIENCIA de ser árbol y ninguna condición le impedirá ser árbol. Se le podrán cortar unas hojas, unas ramas o arrancarle sus frutos, constantemente, mientras le dejemos la vida se reproducirá él mismo y será ÁRBOL, a pesar de todo. Esto, es CONCIENCIA DE SER, VOLUNTAD DE SER o CERTIDUMBRE DE PRESENCIA de la cual hablamos.

Otro ejemplo muy significativo es la experiencia de Luther Burbank quien le habló durante numerosos años a un cactus, repitiéndole cada día la misma fórmula, que era más o menos la siguiente: “Tu no estas ya en el desierto. Tu estas ahora en buenas manos y debes perder tus espinas”. Lo regaba y lo cuidaba también todos los días, con gran amor, y al cabo de algunos años, el cactus, efectivamente no tuvo más espinas Eso explica y demuestra una vez más que las plantas, como los seres vivientes, tienen una conciencia. El cactus, exactamente como Luther Burbank, tenía un campo magnético y por eso mismo se establecía entre ellos un intercambio, una colaboración. Había una afinidad de fuerzas entre ellos y esto demuestra bien que en el campo espiritual las fuerzas afines se ensamblan, porque se asemejan.

Es evidente que los campos magnéticos o de inducción pertenecen a un orden de cosas extraordinarias. Se sabe por ejemplo que el imán no es más que una piedra ferrosa o un pedazo de acero templado. La calidad que constituye al imán, no es debida a los elementos constitutivos de la piedra o del metal, como tampoco la simpatía entre las personas depende del compuesto humano. Se trata más bien de cualidades trascendentales, adquiridas o existentes solamente en principio por donde quiera en la naturaleza. Es el caso de la Conciencia que existe efectivamente en todas las formas de vida, pero que queda adormecida e inoperante mientras no ha sido despertada y puesta en valor.

Esta Conciencia, o cualidad fundamental de la vida, pertenece a todos los seres y a todas las formas de la Naturaleza, y actúa a su manera como en el caso del árbol o del imán. Es también lo que constituye el poder del átomo y en fin las virtudes de cada elemento físico-químico. El árbol actúa como árbol, a causa de su conciencia de árbol, de manera automática. En los seres más organizados, en los animales, por ejemplo, esta misma conciencia funciona bajo forma de instinto. En el hombre, este mismo instinto animal es muy activo y a menudo poderoso, pero gracias a las condiciones más elevadas de la especie humana, esta misma consciencia, presente por todas partes en el Universo, adquiere unas condiciones y cualidades de orden espiritual, y es lo que llamamos la INSPIRACIÓN, el GENIO, o incluso la BODHA o Conciencia Espiritual.

La Conciencia actúa en todas partes, pero en ciertos elementos o individuos está obstruida ya sea por unos óxidos en los metales, ya sea por las pasiones y vicios en el hombre. Esto debería esclarecerles respecto a los problemas fundamentales de la Espiritualidad. Las pasiones, los vicios, las infamias, y todas las formas de fanatismos arrogantes y odiosos, son unas proyecciones debidas a unas condiciones internas, íntimas, ya sea del corazón o del alma, y estas no desaparecen por el hecho de que se las niegue o perdone, o porque se les borre la importancia momentáneamente mediante una “absolución” circunstancial, o mediante una indulgencia. Por cierto, se sabe muy bien que todos estos efectos nefastos de la Naturaleza humana persisten y se repiten, mientras existan en forma de causas radicales en el fondo del ser. El individuo es por tanto responsable de todos sus actos, sentimientos y pensamientos, por cuanto si el hace imposible la acción de la conciencia no despertando e irradiando de manera adecuada, él solo es el cúlpale, el actor inconsecuente o desatento hacia la Naturaleza, en fin, solo es él mismo que no se toma en serio el mecanismo Divino que opera en las regiones esenciales de la vida.

La Conciencia está ahí, dentro de nosotros, como doquiera en el universo, pero debemos esforzarnos por destruir todos los obstáculos que se ofrecen a su pleno desarrollo y a sus proyecciones realizadoras y creadoras. Sepamos, en fin, que, si el árbol quisiera un día actuar como los humanos, ignorando su conciencia de árbol o rechazándola, no podría ya desarrollarse bajo forma de árbol, pues perdería las características vitales de árbol. Es el mismo caso para el imán, si le fuese posible de renunciar a estas condiciones vitales. Desgraciadamente para el hombre, le es permitido, por sus condiciones evolutivas, gozar de una voluntad determinadora, pero su desgracia no radica en esto, sino en el hecho que rechaza su conciencia vital y se obstina en ignorar sus virtudes espirituales fundamentales o Divinas; así pues, degenera, desarrolla una herencia atávica o biológica deletéreas, así como unas características vitales o kármicas nefastas.

Que cada cual saque de esta lección las ventajas que le convienen. Es preciso actuar con una profunda sinceridad, una decisión total y definitiva de alcanzar la meta escogida. No hay otras magias ni otras ciencias sagradas ni potencia divina en el seno de la Naturaleza Universal.

Tengo a corazón recordarles todo esto pues su porvenir espiritual, su futuro como Iniciados, y sus proyecciones de almas más juiciosas, dependen absolutamente de esta comprensión o más bien de esta REALIZACIÓN. Yo les invito pues a resaltar sus mejores fortalezas y a no dejarse influenciar por ninguna otra fuerza que se oponga a las mejores aspiraciones de su ser. Manténganse fuertes y cultiven siempre las fuerzas que los ayudan a un mejor vivir. Les ofrezco la asistencia de mis mejores pensamientos y la Protección de mi Bendición integral.

                                     El Maha Chohan