bodha cisne3 


Universidad Mundial

                    Científico Espiritual

Sección Educativa:
ALIANZA UNIVERSAL
         
Centro de Conciencia Espiritual
ESCUELA DE ALTA SABIDURÍA (BODHA)

 

 

La Habana, 14 de noviembre, 1950.

    

Queridos Discípulos:

El problema del mejoramiento del destino humano, así como del bienestar general de los individuos, descansa no solamente sobre el desarrollo integral del hombre desde el punto de vista psicosomático y biológico, sino también desde el punto de vista del comportamiento personal en general.

Es preciso modificar el comportamiento del individuo. Esto debe ser para nosotros una ley fundamental. Sin embargo, esta misma Ley se apoya sobre un Principio fundamental constituido por la necesidad de un desarrollo, de una orientación y de una disposición nítidas, bien definidos y con finalidad trascendental. Para que el individuo se desarrolle, se oriente y persiga una meta, es preciso que esté esclarecido, que se despierte, o si se quiere, que esté galvanizado y dispuesto para proseguir hacia esta realización. Es ahí que toma cuerpo el Principio enunciado que concierne el aspecto íntimo del ser, y que debe formular las necesidades del hombre.

Cada individuo puede escoger las condiciones que le convengan o las disposiciones a las cuales aspira. Es así como él podrá tomar mejor posición en el inmenso concierto de las fuerzas de la Naturaleza Universal, formulando en su propio beneficio los designios que representan la suma de sus aspiraciones íntimas, sublimes y vitales, según sus propios ímpetus, posiciones y designios evolutivos.

El individuo es, pues, no solamente la fuente de todas las posibilidades de su evolución personal, sino también el factor determinante, consciente, inteligente y voluntario de las fuerzas que pondrá en acción en su beneficio. Concebido así, el hombre es un organismo de energías condicionadas por sí mismo, fijadas en el espacio y en los procesos evolutivos del Universo. E , engranaje de este mismo Universo infinito y eterno, pero dotado de poderes Espirituales (Esencia-Divina) y facultades mentales (mens-inteligencia) que le permiten llevar a buen término su existencia según sus propios medios íntimos. Se deduce de ello que cada individuo opera, en el curso de su vida, según una dinámica particular que depende de sus cualidades y facultades íntimas individuales.

El individuo forja su destino según el modo de vida que escoja. Si se deja arrastrar por las fuerzas del ambiente o influenciar por otros individuos, es asunto suyo. Tiene plena libertad para elegir las fuerzas que deben asistirlo en el curso de su vida, así como las ideas e inspiraciones que le llegan del exterior, pero a él le corresponde determinar hasta qué punto será la víctima, el agente ejecutor o el vehículo de estas fuerzas. Es sólo él quien decide su propia dinámica vital y el curso de su evolución. Si en lugar de optar por una conciencia despierta, dinámica, creadora, se deja arrastrar displicentemente, despreocupado respecto a la vida, e indiferente ante sus propias necesidades íntimas, dependerá enteramente de su libre albedrío y de sus propios impulsos.

El hombre configura su destino e incluso puede escoger sus fuentes de inspiración y emprender camino hacia mejores futuros.

El individuo no es, pues, víctima de leyes ciegas ni de una dictadura misteriosa y absoluta. Todas las teologías, todas las doctrinas místicas, todas las cosmologías metafísicas, todos los tabúes y dogmas no son más que reflejos diversos, que brotan del propio yo del individuo, y se expresan por medio de su imaginación y deseos personales. Igualmente, la vida superficial de los místicos, la soberbia y violencia de los fanáticos, la turbulencia de los viciosos, lo ilógico de los vanidosos y la idiotez concentrada de los autodidactas no son más que formas de expresión mediante íntima de cada uno, por medio de las cuales el hombre ama glorificarse, admirarse y verse exaltado.

El individuo debe, por tanto, aprender a vivir sinceramente, según las concepciones que elija o según sus mejores aspiraciones. Para ello no necesita de teologías elaboradas ni fórmula metafísica alguna. La única pragmática indispensable es la que surge de un corazón puro, de un alma noble, de una conciencia despierta, en fin, de un espíritu elevado y lleno de certezas. Eso es posible solamente mediante una conducta moral firme, sana y fortificante.

Sin embargo, en la base de todo el comportamiento del individuo, se encuentra la actitud íntima, es decir el grado de sinceridad de cada uno.

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La Iniciación pura de la cual manan todos los ceremoniales y formas de adoctrinamiento, exige un grado de consistencia íntima y capacidad moral. Toda la evolución del ser descansa sobre esta condición fundamental, sin alteración.

La iniciación verdadera reclama una atención completa y constante del individuo, así como una actitud franca y decisiva frente a las necesidades íntimas de cada uno. Su objetivo primordial es resolver los problemas de la vida, borrar los complejos e inquietudes, y satisfacer las necesidades vitales del individuo en su conjunto integral.

La iniciación auténtica se basa en condiciones íntimas sin equívoco, y se formula de una manera múltiple, pero en un sentido único, porque sus propósitos consisten en asegurar un mejor destino, acondicionar la mejor evolución y conducir el ser hacia la Patria original o trascendental.

La iniciación se fundamenta entonces sobre lo Esencial de la Vida y sólo en la aplicación de su totalidad es que se logra hacerla eficaz y beneficiarse plenamente de ella.

Como método, la Iniciación tiene por objetivo desarrollar las cualidades íntimas, crear nuevas facultades, señalar nuevas posibilidades, y en fin la plena expresión de las potencialidades íntimas del ser.

El Maestro-Iniciador encarna estas realizaciones iniciáticas. El Discípulo se somete de buen grado a los imperativos de la Iniciación, y siempre mediante su conciencia que se va despertando y sus certidumbres espirituales que se afianzan y enriquecen a la medida de sus esfuerzos. Los ejercicios físicos y mentales y las virtudes espirituales fijadas como medios, constituyen la cultura integral del individuo, y además de dar frutos en todo el conjunto humano y en todos los aspectos de la conciencia creciente, perfeccionan el mecanismo vital del ser, ponen a contribución la potencialidad espiritual o Divina y, finalmente, desarrollan y fortifican el poder creador de la voluntad.

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La importancia de la Iniciación es evidente. Hace conocer mejor el mecanismo vital y el compuesto del ser, perfecciona las manifestaciones individuales, aumenta la eficiencia del potencial esencial, en síntesis, amplifica los horizontes de la vida y multiplica las realizaciones íntimas.

Es pues indispensable tomarse la Iniciación muy en serio, no apartarse de sus motivos y hacer que sus objetivos sean eficaces mediante un ímpetu vigoroso, permanente, que enriquezca y dinamice cada vez más la personalidad, es decir el conjunto de las condiciones del hombre.

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Tomen muy en serio sus ejercicios mentales y físicos. Hagan de ellos el motivo permanente de su vida. Busquen constantemente ensanchar sus horizontes de conciencia, embellecer su alma, vitalizar su corazón, ennoblecer su espíritu mediante pensamientos claros y precisos, permitiendo sólo sentimientos sinceros, impulsos limpios, metas dignas y acciones generosas y divinizadoras en ustedes.

Hagan de la vida un motivo Olímpico, una gesta admirable de aspiraciones y propósitos cordiales, altruistas, y fraternales.

Constitúyanse en genios de buenos pensamientos, en arquitectos de buenos sentimientos, en artistas de una vida armoniosa, pacífica, gloriosa.

Busquen siempre el sentido Espiritual de la Vida, pero no desdeñen los ejercicios mentales y físicos que les son recomendados. De sus esfuerzos depende su porvenir.

Los Iniciadores no tienen tiempo que perder. Los Iniciandos tampoco, aunque no lo sepan. Las recomendaciones Iniciáticas responden a las necesidades del individuo y es por ello que los ejercicios mentales y físicos, así como todas las otras indicaciones deben ser observadas estrictamente.

La Iniciación no es una dictadura. Hace florecer las mejores fuerzas del individuo y facilita un mejor destino.

Todos los ejercicios mentales y físicos se complementan, por eso es necesario actuar con método, mucha paciencia y constancia. Incluso en las peores dificultades desarrollan en el individuo facultades, cualidades, fuerzas o virtudes que necesita. Es preciso darse bien cuenta que en todos los dominios de la Naturaleza Universal, es la función la que hace el órgano y no al contrario, y que la vida es un despliegue de fuerzas y una secuencia de motivos cuyo objetivo es satisfacer las necesidades vitales y la razón misma para la existencia de los Principios de la Vida.

Consecuentemente, el individuo no necesita para nada doctrinas místicas, cosmologías teológicas, tabúes dictatoríos o dogmas totalitarios. La vida se justifica, ante todo, por la lógica de una razón cultivada y se amplifica en los horizontes ensanchados de una inteligencia esclarecida, emancipada y creadora.

El factor de la servidumbre es, en todos los planos de la vida y todas las circunstancias, un principio de esclavitud. Asimismo, el factor pasivo es fuente de negación y negatividad. La vida es energía en trance dinámico, es el Espíritu en función radiante de dones racionales, de sentimientos generosos y de una conciencia libre, creadora y ennoblecedora.

La Iniciación es el lenguaje de la Vida integral, el Arte de la expresión divina en sus mejores posibilidades; es el ejercicio de las facultades íntimas del ser que está en plena posesión de sus atributos naturales.

Así pues, continúen con sus ejercicios mentales y físicos diariamente. Hagan de ellos una costumbre vital, una fuente de pensamientos frescos y vigorosos y un motivo de constante mejoramiento de todo su ser.

Y hagan que su mente se ejercite y se desarrolle de una manera saludable, buscando al mismo tiempo irradiar en conciencia y en Valor Espiritual. En ninguna circunstancia deben permitir en ustedes un pensamiento que no pertenezca a la estatura de su Ideal Espiritual, y no se dejen arrastrar o sacudir por emociones instintivas o ajenas a sus mejores pensamientos y a sus aspiraciones más elevadas. Su manera de vivir, toda acción en el hogar debe estar galvanizadas por una voluntad que propone y afirma Principios de Bondad, Compasión y Nobleza de alma.

Tengan por símbolos permanentes o como motivos de inspiración los tres monitos de la fábula aquella (en la que se tapan los ojos para no ver el mal, las orejas para no oír el mal y la boca para no decir lo malo), pero también traten de ser una viviente expresión del Ideal Bodha, es decir, estén siempre dispuestos a hacer el bien negándose al mismo tiempo hacer el mal. Cultiven la verdad rechazando la mentira, y busquen el mejoramiento infinito de todo el ser dando categóricamente la espalda a todo pensamiento deshonesto, a todo sentimiento indigno y a toda acción innoble.

Lo malo es frustrar la evolución en uno mismo y en los demás. Mentir es no hacer honor a la Verdad, y la falta de honradez es cultivar malas costumbres bajo cualquier forma de vicio.

Vemos pues con ello que la Moralidad es la base de la Iniciación, y que el pensamiento puro constituye su estructura y su poder.

Los ejercicios iniciáticos presentan de manera metódica los medios que aseguran el mejor desarrollo del ser y la expresión de las mejores condiciones de la vida.

Soy feliz de verlos proseguir en sus esfuerzos iniciáticos, y les aseguro que es para mí una satisfacción profunda y un motivo de felicidad infinita verlos adelantar sinceramente en el Sendero Supremo de la Luz.

Reciban mi Bendición Edificante y protectora.

 

            Maha Chohan

KUT HUMI LAL SINGH