Sr. Lyndon Jhonson
Hon. Presidente de los
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
La Casa Blanca
Washington, D.C.
Excelentísimo Señor,
Estuvimos siguiendo muy de cerca su carrera como Guía y Jefe de la mayor nación del mundo, los ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, leyendo sus discursos y pronunciamientos, estudiando sus Mensajes y conociendo sus planes y recomendaciones. No podemos más que admirar en su persona un auténtico líder y un genuino humanista así como un gran defensor de nobles causas.
Inútil decirlo, nuestra Organización no es ni dogmática ni mística ni está interesada en problemas y desenvolvimientos políticos. No obstante, considerando su interés hacia todos los problemas que afectan a su pueblo así como al resto del mundo, hemos pensado que usted nos prestaría seguramente toda su atención e interés para uno de los más desgarradores problemas de los tiempos modernos – si no de toda la historia humana. No, no tenemos intención de entretenerle en ninguna cuestión religiosa, ni en este crudo pasatiempo llamado guerra. Nos referimos, más bien, a los efectos de la religión y de la política mal concebidas, ya sean desbocada discriminación, intolerancia, cruel violencia y GUERRA.
Sin duda alguna está usted muy consciente del hecho, Señor Presidente, que la mala aplicación antes mencionada de la religión y de la política crea un problema mayor aún de indecible INHUMANIDAD en múltiples maneras de injusticia social y desajuste humano – un problema que alcanza las raíces de la humanidad por cuanto desarraiga todos los valores espirituales y propicia todos los males sociales concebibles. – Si, nos referimos a los REFUGIADOS, EXILADOS, APATRIDAS, todas las personas perseguidas por motivos políticos o religiosos, y doloridas víctimas de las luchas y de las guerras. De estas personas y de su infernal problema, jamás se dice mucho, como si una innata vergüenza impidiera que fuesen aireados. O tal vez, este sector de la humanidad sufriente – que hoy crece a un ritmo fantástico – es el peor motivo de vergüenza de la civilización cristiana o democracia moderna.
De democracia y civilización mucho ha sido dicho hasta ahora, naturalmente, y tiene incontestablemente muchos aspectos que son genuina causa de legítimo orgullo. Pero cuando entramos en el abominable mundo de las mencionadas víctimas de la moderna civilización, el alma humana tambalea y zozobra en las infamias de la dantesca inhumanidad. Por cierto, difícilmente hay un solo país en el mundo entero que hoy no tenga que contemplar la conmovedora tragedia de estas miserables víctimas de los ERRANTES SIN HOGARES QUE SON NATURALMENTE DISCONFORMES CON SU SINO YA QUE SON INADAPTABLES A UN MUNDO QUE LES NIEGA EL DERECHO DE SER SERES HUMANOS, pues, por así decir, están sin documentos legales (papeles de identidad, pasaporte, instrumentos de ciudadanía) o han sido privados de su país debido a alguna clase de revolución o de arreglos de guerra. El mundo está llamado a ser inundado por estas Víctimas de la política si las condiciones presentes continúan, si sólo consideramos el número de víctimas de Cuba, Algeria, Congo, Corea, Cashemeer, Vietnam, China, Palestina, los Estados Bálticos, Asia Central, Tíbet, los Países Balcanes, Yemen y cantidad de regiones que han sido recientemente o están ahora afectadas tanto por luchas religiosas como por conflictos políticos.
Muchos millones de gentes caen en este mismo momento en la categoría de No-HUMANOS, Señor Presidente, debido a la sádica y satánica injusticia del hombre para el hombre. Y a menos que los problemas de la Dignidad Humana, no logren afectarnos en modo alguno o si estamos desprovistos de Conciencia Humana, tales problemas pueden muy bien continuar silenciados, ignorados, postergados o simplemente olvidados. Pero los problemas no pueden ser resueltos simplemente haciéndolos a un lado, o ignorándolos, ya que continuarán creciendo hasta que se conviertan en una seria amenaza – si no son debidamente resueltos.
Nuestra Organización es la única que haya puesto interés en esta gran tragedia de la humanidad, Señor Presidente, y hemos trabajado durante muchos decenios para su prevención o erradicación. De hecho, inclusive desde la creación del Organismo de las NACIONES UNIDAS en 1945 hemos hecho campaña para la protección de la persona humana de todos estos REFUGIADOS, EXILADOS, APATRIDAS, ERRANTES SIN HOGAR Y GOLPEADAS VICTIMAS DE LA GUERRA, LA INTOLERANCIA RELIGIOSA Y LA DISCRIMINACIÓN RACIAL – así como para su rescate. No hemos tenido mucho éxito, naturalmente, por cuanto todas las naciones parecen tener problemas apremiantes propios, así que poco se preocupan de lo que ocurre a docenas de millones de víctimas de la inhumanidad del hombre. Durante los últimos años hemos reclamado a voz en grito un ESTATUS LEGAL INTERNACIONAL para todas estas desafortunadas gentes, o, por lo menos, alguna clase de PASAPORTE LEGAL INTERNACIONAL, de suerte que tengan por lo menos una nación, en este planeta, lo bastante cristiana, democrática y civilizada para admitirlas y concederles un verdadero tratamiento humanitario, indiscriminada e incondicionalmente. Pero no hemos tenido éxito en dimensión apreciable alguna – y este es el motivo real por el cual le dirigimos a usted el presente documento, Señor Presidente.
Es exclusivamente en nombre de estas pobres cansadas víctimas, Señor Presidente, que hablamos. Levantamos nuestra voz en nombre de la Humanidad a fin de que una genuina GUERRA sea emprendida al efecto para resolver este gran problema – antes de que cree mayores conflictos sociales aún. El hecho es que se podría acabar instantáneamente con esta terrible tragedia, simplemente concediéndoles una porción de territorio o una Isla en medio del océano, para el exclusivo beneficio de estas maltrechas víctimas de la civilización moderna. ¡Cómo no!, incluso las NACIONES UNIDAS tienen derechos sobre algunos territorios que han sido arrebatados a las naciones vencidas de las dos últimas Guerras Mundiales. ¿No podría uno de estos Territorios bajo Mandato, o una porción de ellos por lo menos, ser dedicados a estas víctimas de la inhumanidad moderna? ¿Por qué no considerar, de hecho, traspasar a estas DESGRACIADAS VICTIMAS, uno de los Territorios o Islas arrebatados a los vencidos de la última guerra? América tiene, por ejemplo, las Marianas, las Carolinas, Samoa, las Islas Marshall, etc. que podrían muy bien ser destinadas así: PARA DEFINITIVAMENTE RESOLVER LOS PROBLEMAS HUMANOS DEBIDOS A LA INHUMANIDAD. Sabemos que algunas de estas Islas están completamente inhabitadas, mientras otras están muy poco pobladas. Pero incluso si fuese una simple roca que sobresaliese en las olas del océano, un lugar lo bastante ancho como plantar la Bandera de la Humanidad, todas estas víctimas de la moderna intolerancia, discriminación y violencia tendrían por lo menos un lugar que podrían llamar su HOGAR NATURAL, y un ESTATUS LEGAL como Ciudadanos del mundo, así como una condición jurídica de auto-defensa, auto-representación y auto-respeto.
El problema de estos REFUGIADOS, Señor Presidente, es uno muy serio y actual. Estas gentes están, de hecho, sin los más elementales DERECHOS HUMANOS, como si no fuesen Criaturas de Dios – ya que no tienen ESTATUS LEGAL (muchos no tienen documentos legalmente establecidos o legalmente reconocidos): - no pueden establecer un negocio propio, o casarse, o registrar sus niños y, a veces, ni siquiera pueden viajar o tomarse unas vacaciones porque no tienen identidad legal. En algunos países, los REFUGIADOS son admitidos pero no asistidos, o a lo mejor son asistidos pero no defendidos. Algunos Organismos religiosos se entregan en designios humanitarios, pero entonces asisten únicamente a las personas que pertenecen a su propia confesión. El resto de la humanidad bien puede perecer.....
Nuestra Organización ha estado trabajando sobre este problema de los REFUGIADOS desde 1919. Es un auténtico récord, por cierto. Pero no podemos decir que merezcamos mucho crédito y ni siquiera podemos estar orgullosos de ello, por cuanto no hemos tenido éxito en nuestros nobles empeños. Los REFUGIADOS continúan sufriendo, mientras su número está creciendo de manera astronómica cada año, particularmente cada vez que hay una nueva GUERRA o REVOLUCION, en alguna parte en este complejo planeta. Pero nos resistimos a capitular, ya que no podemos admitir que la humanidad no sea lo bastantes inteligente como para resolver este horripilante problema. Si algunas naciones pueden crear maravillas con la Ciencia, aumentar la Salud humana, poner satélite artificiales en órbita alrededor de nuestro planeta o alrededor del sol, deben de tener alguna clase de capacidad para resolver este gran y creciente PROBLEMA HUMANO.
Naturalmente, aparte de ser capaces de resolver los problemas, las naciones tienen que querer resolverlos. Esta es la clave de la situación. Apelamos a su Excelencia, Señor Presidente, como el Guía y Padre de la más rica y poderosa nación de la tierra, pidiendo humildemente su atención. El liderazgo mundial sólo puede descansar sobre logros definitivos y valores imperecederos como los del dominio espiritual. Ahora, este PROBLEMA HUMANO que contemplamos es indudablemente uno de significación moral así como de magnitud espiritual. Los REFUGIADOS son Víctimas de la moderna inhumanidad, eso es INMORALIDAD e INJUSTICIA, y si queremos ser más explícitos debemos decir víctimas de una terrible falta y ominosa ausencia de realizaciones cristianas y auténticas dimensiones democráticas. Nos referimos, por supuesto, a la Democracia de Lincoln y Payne, y Jefferson y Platón, y Pitágoras.
Estamos absolutamente seguros, Señor Presidente, que nuestra presente defensa en nombre de los REFUGIADOS no quedará desatendida, despreciada. Una simple decisión suya, Señor Presidente, podría llevar está ominosa situación ante las NACIONES UNIDAS, o ante el Congreso de los Estados Unidos. Lo que proponemos equivale a una Noble Declaración de los Derechos Humanos de las Víctimas de la Guerra. Inútil decir que lo que tenemos en vista aquí no es meramente un pronunciamiento teórico, que es igual a una promesa en doctrina, sino, más bien, un Instrumento técnico de auténtica dignificación humana. Sabemos de lo que hablamos, Señor Presidente, por cuanto estamos hablando en nombre de docenas de millones de gentes.
Es un único y señalado honor para la nación o la persona que resuelva este problema de los REFUGIADOS, Señor Presidente. No es uno fácil, naturalmente, por cuanto dos grandes organismos mundiales han capitulado ya ante él, aunque no era tan grande entonces como es ahora, la Liga de las Naciones de Ginebra y las presentes Naciones Unidas, que se lavan las manos, históricamente hablando. Pero no podemos acabar con un problema tan grande con sólo decir NO, o quedar en silencio.
Estamos dispuestos ahora a presentar este gran problema abiertamente por todo el mundo entero. Es la CONCIENCIA HUMANA la que ante todo debería verse afectada por él. Tal vez no se ha hecho todavía bastante publicidad en torno a esta condición infernal, inhumana de los REFUGIADOS. ¿O sí?
Estamos ansiosos de conocer sus reacciones al presente documento, Señor Presidente, y esperamos haber conseguido presentarle LA CAUSA DE LA HUMANIDAD.
Con toda admiración y respeto,
Sinceramente suyo,
Pr. OM Lind-Schernrezig