A 11 de julio de 1966
Señor Eduardo A. Miranda
Panamá
Bien Querido Hermano y Discípulo
Namaskar.
Desde Bogotá recibida 15 y de Ud. ahora una carta con inscripciones. Gracias. Precisamente le iba a escribir, pues estamos en vísperas de noticias decisivas. En USA me han otorgado la Residencia Permanente, y espero la documentación. Más ha surgido un grave problema por el Museo, ya que quieren cobrar la entrada, y yo les he dicho que en ninguna parte del mundo se tiene que pagar por crear intelectualmente. Yo no soy comerciante, tampoco, así que ni pensar en que voy a vender nada del Museo. En cuanto a mis obras, las vendo una vez impresas. O sea industrializadas, pero no antes. En fin, si se arregla esto, estaré en breve en USA, de otro modo me iré a vivir en otra parte, tal vez a Galápagos, o a Colombia. Quien sabe Señor, como dijera en India J. S. Chocano.
Mi resolución, por momentos, podría ser dejar el Museo en Panamá o Colombia, yo ir a residir en USA. Visitaría estos países de cuando en cuando. Pero el Museo estaría a salvo. En esto estamos ahora. En México, esta fórmula podría tener viabilidad también. Lo importante es que podría viajar libremente. Ahora, estoy muy cohibido.
Si, los eventos de Panamá han hecho muchos ecos nada satisfactorios. Como en lo de Santo Domingo, Vietnam y Congo, etc. se pretende que la gente no es ni civilizada, ni cristiana por un pit. Bien, hay excepciones, y en fin los incidentes de la vida tiene sus altas y sus bajas, particularmente hoy en día, con esos excesos de populación debidos a la sexo-manía endemoniada.
La humanidad progresa de todos modos. A mi llegada a N.Y. hablaré en la ONU acerca de los problemas del mundo, y les diré claramente que el mayor de los problemas es el negro de la ignorancia. El rojo es una consecuencia de la ignorancia que el clericalismo ha sembrado y mantenido en el mundo por tanto tiempo. El amarillo es problemático a menos que le de por enrojecerse demasiado, pero esto sería de todos modos un modo de vengarse contra las exacciones de la pureza blanca con su colonialismo exagerado. En fin, problemas gordos que se deben resolver muy pronto, en todo el mundo. Lo importante es que ni el Papa ni la India hablen de paz mientras hagan la guerra a su gusto y procuren tiranizar a las gentes que ellos mismos espantan. La medida de cordura que se impone tiene sus amarguras para quienes no quieren verse perdedores inevitablemente en la carrera hacia un mundo mejor y una humanidad más decente y pacífica.
Hasta pronto. Creo que nos vamos a abrazar con el corazón a nuestras anchas muy en breve. Reciban Ud. y los demás hermanos y Discípulos mi más pura Bendición.
K.H.